El Estado turco ha aumentado sus ataques genocidas contra el noreste de Siria desde el 5 de octubre. Los ataques se han dirigido directamente a asentamientos civiles, así como a tres centrales eléctricas, dos instalaciones petroleras, dos estaciones de bombeo de agua y gasolina.
Los ataques se han cobrado la vida de 6 civiles y 6 miembros de las Fuerzas de Seguridad Interior, mientras que 12 personas resultaron heridas, entre ellas 2 miembros de las Fuerzas de Seguridad Interior.
La última ola de ataques se produjo después de que el ministro turco de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan, declarara el miércoles que toda la infraestructura del norte y el este de Siria era un objetivo "legítimo" de las fuerzas de seguridad, el ejército y los servicios de inteligencia. Fidan justificó los ataques afirmando que quería luchar contra el "terrorismo" utilizando como pretexto el ataque de la guerrilla a la Dirección General de Seguridad del Ministerio del Interior en Ankara el 1 de octubre. El gobierno turco afirma que los guerrilleros implicados en la acción fueron entrenados en Siria y desde allí entraron ilegalmente en Turquía. Tanto las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) como la AANES en Rojava, así como las Fuerzas de Defensa del Pueblo (HPG) en el Kurdistán del Sur (norte de Irak) rechazaron este relato como una "mentira" y un pretexto artificial para la guerra.
Los bombardeos fueron dirigidos contra más de 40 lugares en el cantón de Heseke, el cantón de Qamishlo, la región del Éufrates, la región de Afrin-Sehhba y Manbij.
Varias infraestructuras civiles, como la estación de bombeo de agua de Hime en Heseke, fueron objeto de repetidos bombardeos y quedaron fuera de servicio. Un ataque a una fábrica en la aldea de Mişêrfê Himê, ubicada en la misma región, dejó 3 trabajadores heridos.
En el cantón de Qamishlo, las fuerzas turcas bombardearon represas, centrales eléctricas y petroleras. Varias aldeas fueron bombardeadas en la región del Éufrates y en la región de Afrin-Shehba, lo que provocó víctimas y daños materiales.
Un ataque aéreo mató a 6 miembros de las Fuerzas de Seguridad Interna e hirió a otros 2 en la aldea de Til Hebeş, 3 km al sur del distrito de Amude, en el cantón de Qamishlo.