Asesinan presos que protestaban por más salud en Irán frente al COVID-19

Amnistía Internacional informó que en varias cárceles iraníes, se utilizaron balas de plomo y gases lacrimógenos para reprimir las protestas, matando a unos 35 presos e hiriendo a cientos de otros.

Amnistía Internacional ha dado a conocer que unos 35 presos en Irán han sido asesinados por las fuerzas de seguridad en el marco de la represión llevada adelante para controlar las protestas en las cárceles, por los reclamos por seguridad sanitaria para combatir el COVID-19.

En los últimos días, miles de presos en al menos ocho cárceles de todo el país han organizado protestas por temor a contraer coronavirus, lo que provocó que la respuesta sean mortales represiones de los funcionarios de las prisiones y las fuerzas de seguridad.

En varias cárceles, se utilizaron balas de plomo y gases lacrimógenos para reprimir las protestas, matando a unos 35 prisioneros e hiriendo a cientos de otros, según fuentes confiables. En al menos una prisión, las fuerzas de seguridad golpearon a quienes participaron en la acción de protesta, lo que posiblemente condujo a la muerte de un preso.

"Es aborrecible que, en lugar de responder a las legítimas demandas de los prisioneros para ser protegidos del COVID-19, las autoridades iraníes hayan recurrido una vez más a matar a personas para silenciar sus preocupaciones", dijo Diana Eltahawy, subdirectora regional de Medio Oriente Medio y Norte de África de Amnistía Internacional, y agregó que "Se necesita urgentemente una investigación independiente sobre la tortura y las muertes bajo custodia, con el fin de llevar ante la justicia a los responsables".

"Se debe instruir a las fuerzas de seguridad para que cesen de inmediato el uso de fuerza letal ilegal y se abstengan de castigar a los presos que reclaman su derecho a la salud", indicó Amnistía Internacional que también pidió a las autoridades iraníes que liberen inmediata e incondicionalmente a todos los prisioneros detenidos únicamente por ejercer pacíficamente sus derechos: "A pesar de algunas liberaciones iniciales, las autoridades iraníes no han liberado a la gran mayoría de los presos, cientos de los cuales permanecen en prisión. Las autoridades también deberían considerar la liberación de los que están en prisión preventiva o aquellos que puedan estar en mayor riesgo por el virus".

Protestas en las prisiones durante la pandemia de COVID-19

En las últimas semanas, los prisioneros y sus familias han dado la alarma de que las autoridades iraníes no están protegiendo lo suficiente a la población carcelaria durante la pandemia de COVID-19.

Medios independientes y organizaciones de derechos humanos han informado que los presos de varias cárceles han dado positivo por el virus. En consecuencia, muchos presos han llevado a cabo huelgas de hambre en protesta por la falta de respuesta de las autoridades a sus demandas de excarcelación, pruebas en las cárceles, provisión de productos e instalaciones sanitarias adecuadas y la cuarentena de presos que estén sospechados de tener el virus.

Asesinato de prisioneros

El 30 y 31 de marzo, según fuentes independientes, incluidas familiares de los presos, las fuerzas de seguridad reprimieron para controlar las protestas en la prisión de Sepidar y la prisión de Sheiban en la ciudad de Ahvaz, provincia de Khuzestan. El jefe de la fuerza policial en la provincia de Khuzestan admitió que miembros de la Guardia Revolucionaria y la fuerza paramilitar Basij reprimieron las protestas después de que algunos presos incendiaron contenedores de basura.

Las protestas en la prisión de Sepidar parecen haber comenzado después de que las autoridades incumplieron las promesas anteriores de liberar a presos de quienes las autoridades no tienen preocupaciones específicas de seguridad como medida de precaución para evitar la propagación de COVID-19.

Numerosos videos tomados desde el exterior de ambas cárceles y compartidos en las redes sociales muestran el humo saliendo de los edificios, mientras se escuchan disparos y gritos.

Los informes de familiares de los presos, así como de periodistas y activistas y organizaciones de derechos humanos árabes ahwazi, sugieren que las fuerzas de seguridad utilizaron municiones reales y gases lacrimógenos para poner fin a las protestas en la prisión de Sepidar, causando heridos y unas 15 muertes.

Los familiares de un preso asesinado en la cárcel de Sepidar informaron a Amnistía Internacional, bajo condición de anonimato, que varios días después de las protestas, fueron llamados por un miembro de la fuerza policial e instruidos para recoger el cadáver de su ser querido. La policía afirmó que había muerto por una sobredosis de drogas, a pesar de que la familia insiste en que nunca había usado drogas. Las autoridades se han negado a proporcionar a la familia un certificado de defunción o cualquier otra confirmación por escrito de la causa de la muerte. Como el prisionero fallecido no tenía condiciones médicas preexistentes, su familia sospecha que murió como resultado de la inhalación de gases lacrimógenos durante la protesta.

En la prisión de Sheiban, periodistas y activistas informaron que después de que los disturbios fueron contenidos por las fuerzas de seguridad, los prisioneros que participaron en las protestas fueron despojados y golpeados en el patio de la prisión. Alrededor de 20 prisioneros fueron asesinados por las fuerzas de seguridad, según informes de familiares de presos, periodistas y activistas y organizaciones de derechos humanos árabes ahwazi.

El activista de los derechos de las minorías Mohammad Ali Amouri y varios otros fueron trasladados fuera de la prisión de Sheiban luego de los disturbios y aún permanecen recluidos en régimen de incomunicación en un lugar desconocido. Amnistía Internacional teme que puedan estar siendo torturados.

Adolescente fue asesinado en el corredor de la muerte

Danial Zeinolabedini, que estaba en el corredor de la muerte por un hecho cometido cuando tenía menos de 18 años, murió bajo circunstancias sospechosas la semana pasada. Había participado en las protestas en la prisión de Mahabad, provincia de Azerbaiyán Occidental, cuando fue transferido a la prisión de Mianboad en la misma provincia, el 30 de marzo. Danial Zeinolabedini llamó a su familia y se mostró urgido, el 31 de marzo para decirle que los guardias de la prisión lo habían golpeado fuertemente y les pidió ayuda.

El 3 de abril, su familia recibió una llamada de las autoridades alegando que se había suicidado y ordenándoles que recogieran su cuerpo. Sin embargo, su familia ha disputado esta afirmación, afirmando que su cuerpo sin vida estaba cubierto de hematomas y cortes. Amnistía Internacional ha revisado una fotografía del cuerpo de Danial Zeinolabedini y cree que muestra signos que son consistentes con la tortura.