Dos presos inician una huelga de hambre de 10 días en la prisión de Silivri
Los presos de la cárcel de Silivri nº 7 fueron amenazados de muerte por los guardias. Dos presos iniciaron una huelga de hambre de 10 días.
Los presos de la cárcel de Silivri nº 7 fueron amenazados de muerte por los guardias. Dos presos iniciaron una huelga de hambre de 10 días.
Ibrahim Dinçer, que se encuentra en la prisión cerrada de tipo Silivri 7 L, habló de las presiones a las que fue sometido en una visita a puerta cerrada con su familia el 13 de abril.
Dinçer, que ha sido condenado a 15 años de prisión y lleva 4 años en la cárcel, contó a su madre, Şehnaz Dinçer, que los guardias le amenazaron de muerte.
La madre de Dinçer señaó: "Mi hijo dijo que en la cárcel les persiguen. Dijo que les dan comidas pequeñas, no se les permite hacer deporte, se les maltrata verbalmente y se les presiona mucho".
La madre de Dinçer afirmó también que su hijo le dijo que había escuchado que Ferhan Yılmaz, que fue asesinado por tortura, y otro prisionero habían muerto.
Añadiendo que otros presos dijeron a sus familias que habían sufrido las mismas violaciones, la madre de Dinçer subrayó que el 16 de abril dos presos, Murat Akın y Metin Orman, en Silivri nº 7, iniciaron una huelga de hambre de 10 días contra las violaciones.
Ferhan Yılmaz, que se encuentra en la prisión cerrada de tipo L de Silivri nº 5, fue hospitalizado por sufrir supuestamente un ataque al corazón y murió el domingo. El Ministerio de Justicia afirmó que la causa de la muerte fue un "paro cardíaco". Su familia y las organizaciones de derechos humanos afirmaron que Ferhan Yılmaz tenía rastros de tortura en su cuerpo y que fue asesinado mediante tortura.
Muchos presos, entre ellos Ferhan Yılmaz, nacido en Batman, resultaron gravemente heridos durante el asalto al pabellón por parte de 60 guardias en la prisión de Silivri nº 5 el 10 de abril. Algunos de estos presos fueron trasladados a hospitales y otros a otras prisiones. En los últimos años, la opresión, la tortura y las muertes en las cárceles turcas han alcanzado un nivel sin precedentes.