Hurşit Çetin, de 52 años de edad, fue condenado a cadena perpetua en Turquía por "perturbar la unidad y la integridad del Estado", tras ser detenido en Bitlis en 1994.

Çetin, que fue encarcelado a los 22 años y ha sido puesto en libertad a los 52, fue recibido a la salida de prisión por su familia y los directivos de la Asociación de Ayuda a Familiares de Detenidos y Condenados del Egea (EGE TUHAYDER).

Compartiendo sus sentimientos tras su liberación, Çetin dijo que estaba feliz de salir de la cárcel después de 30 años y volver de nuevo con su gente. Además, subrayó que seguirá luchando para que se haga justicia en Turquía y el Kurdistán.

Ley de arrepentimiento

En Turquía se presiona a los presos y presas políticas para que hagan confesiones de remordimiento después de cumplir sus condenas regulares de prisión. Quienes se niegan, permanecen en la cárcel. Esto se traduce en que numerosos presos y presas son mantenidos entre rejas más allá del tiempo estipulado por no reconocer la criminalización que genera el propio Estado turco contra las diferentes formas de libertad de expresión y pensamiento, a las que tilda de "terroristas".