El preso de 27 años de edad Mustafa Koçak fue condenado a una pena de cadena perpetua agravada por las declaraciones contradictorias de un confesor. Para pedir un juicio justo, Koçak inició una huelga de hambre que convirtió en un ayuno estricto a los 90 días. Ahora cumple 81 días de ayuno estricto y experimenta un rápido deterioro de sus condiciones de salud.

Los familiares y amigos de Koçak se concentraron en el distrito de Kadıköy en Estambul ayer viernes para poner el foco sobre la situación crítica que está sufriendo y la injusticia a la que se enfrenta.

La policía, que sitió la zona, trató de impedir el curso de la manifestación con el pretexto de la prohibición de eventos y actos públicos dictada por el el Gobernador del Distrito de Kadıköy.

Las unidades policiales golpearon y detuvieron a la madre del preso, Zeynep Koçak, y a su padre, Hasan Koçak, así como a sus defensores Cemile Temizkalp, Cansu Kalemder y Taylan Gültekin, mientras gritaban “Mustafa Koçak es nuestro honor” en protesta por la obstrucción arbitraria de la manifestación.