Un incendio forestal se extiende cada vez más en el monte Cûdî, en la provincia kurda septentrional de Şırnak.
Los bosques llevan dos meses ardiendo en el Kurdistán septentrional. Casi todos los días se añade una nueva zona donde arde la vegetación. Los incendios suelen declararse directamente en las bases militares. Debido a estas zonas militares restringidas, no se pueden detener los incendios.
El miércoles por la mañana se descubrió un incendio en una zona forestal cercana al pueblo de Cifane, en el monte Cûdî. El fuego no ha dejado de propagarse desde entonces. La zona incendiada se encuentra en una de las numerosas zonas de exclusión militar.
Los militares impiden las labores de extinción
En la zona se va a construir otra base militar y la entrada y salida de la zona sólo es posible con un permiso especial. Los militares no dieron permiso a los bomberos ni a los equipos de extinción del municipio para luchar contra el incendio. Este planteamiento demuestra una vez más que los incendios no son casualidades, sino una forma selectiva de guerra.
En particular, se están deforestando grandes zonas alrededor de las bases militares para privar a los guerrilleros y guerrilleras de libertad de movimientos. Al mismo tiempo, se están llevando a cabo trabajos de desbroce generalizados para destruir la vegetación restante y dar a los colaboradores los beneficios de la venta de madera.
La fértil región del Kurdistán Norte o Bakur se va transformando así, paso a paso, en un desierto hostil a la vida.
Noticias relacionadas: