En un pueblo cercano a Qamişlo se encuentra el único taller de prótesis de la región autónoma del norte y el este de Siria, vinculado al autogobierno de la región. Todo irradia amabilidad y acogida: El jardín verde, la sala de espera, los talleres, el personal. Al mismo tiempo que llegamos, llega un minibús de Deir ez-Zor y la sala de espera se llena de jóvenes árabes. Es precisamente en este momento cuando el principio rector del taller de prótesis se encuentra con la realidad: Estamos aquí para todos. No importa la nacionalidad, la causa de la lesión, la pérdida de miembros por enfermedad o la falta de miembros de nacimiento. Este taller atiende a toda la población de la zona de la Administración Autónoma y todos los servicios son gratuitos.
Aquí trabajan ocho empleados que cubren todas las áreas de responsabilidad, desde la consulta inicial hasta la adaptación y fabricación de las prótesis, pasando por la administración y el pedido del material. La palabra "pedido" ni siquiera empieza a expresar los problemas que se encuentran aquí en la adquisición de materiales.
El embargo dificulta la adquisición de materiales y maquinaria, y no todos los materiales suministrados cumplen los requisitos de calidad necesarios; por ejemplo, se necesita urgentemente silicona de alta calidad procedente de Alemania. Aquí, en las instalaciones, no se dan las condiciones necesarias para la producción. Así que las entregas llegan aquí sólo después de un largo viaje alrededor del mundo: Europa - Dubai - Turquía - Kurdistán del Sur - Qamişlo.
Los recurrentes cortes de suministro también detienen la producción de prótesis y provocan largos tiempos de espera, de hasta un año. Sin cuellos de botella en el suministro, se pueden producir y colocar entre 300 y 400 prótesis al año, y muchas más necesitan ser reparadas. Es una hazaña asombrosa, que se consigue principalmente con trabajo manual.
Apoyo emocional: beber té y dar ánimos
Esta es la parte técnica del trabajo, pero los empleados siempre hacen hincapié en el necesario apoyo psicológico a las personas que necesitan una prótesis. Muchos jóvenes tienen que vivir con miembros perdidos a causa de la guerra, muchas personas resultan heridas por los constantes ataques de Turquía o pierden brazos y piernas a causa de las minas. No se trata sólo de la reparación técnica de un problema físico, sino también del apoyo emocional. El personal lo considera una tarea importante: "Nos tomamos tiempo para hablar, beber té juntos y animar a los pacientes. Si el tiempo lo permite, también visitamos a las personas en su casa y les preguntamos cómo se las arreglan con su prótesis. Sin una actitud positiva hacia la prótesis, es difícil vivir con ella".
Aquí los problemas se convierten en retos que uno quiere resolver con todas sus fuerzas y optimismo. Pero todavía hay que mencionarlos: la falta de espacio, la falta de nuevas máquinas y la falta de materiales ya descrita anteriormente.
Pronto habrá más espacio. Un nuevo edificio está casi listo. Aquí también habrá un departamento para el apoyo psicológico de los pacientes, un departamento fisioterapéutico y alojamiento para las personas que tengan que permanecer varios días.
¿Hay algún deseo? Sí, estaría bien una visita de especialistas de Alemania. Todo el equipo podría aprender nuevas técnicas. Y el apoyo de las organizaciones de ayuda facilitaría el trabajo y reduciría los tiempos de espera para las prótesis.