45 años desoyendo las quejas de los residentes de Beyazıt
El gas de dióxido de carbono que se formó bajo tierra después del terremoto de Çaldıran alcanza un nivel que amenaza la salud de los habitantes del barrio de Beyazıt.
El gas de dióxido de carbono que se formó bajo tierra después del terremoto de Çaldıran alcanza un nivel que amenaza la salud de los habitantes del barrio de Beyazıt.
Los residentes del vecindario de Beyazıt siguen esperando una solución desde que en 1976 comenzaron a notar un olor perturbador que comenzó justo después del terremoto que sacudió el distrito de Caldıran.
3.840 personas perdieron la vida en el terremoto de 7’5 de magnitud, que sacudió los distritos de Muradiye y Çaldıran en Van el 24 de noviembre de 1976.
El 80% de las casas quedaron destruidas e inutilizadas. Después del terremoto, además, numerosas personas perdieron la vida congeladas a causa del retraso de las ayudas.
Han pasado 45 años desde el terremoto de Çaldıran, pero sus efectos aún continúan. El gas de dióxido de carbono que se encuentra bajo tierra en el distrito Beyazıt amenaza la salud de la gente del vecindario. La gente del barrio, que se siente perturbada por el aumento del gas metano en los últimos 4 años, está esperando una solución de las autoridades. A raíz de las denuncias presentadas en 2019, los funcionarios de la Dirección Técnica de Minería y Exploración declararon en su informe que el gas en cuestión era peligroso, pero no se ha tomado ninguna medida hasta la fecha.
Zübeyde Trak, uno de los residentes del barrio, ha declarado: “El olor a azufre que surgió después del terremoto nos ha estado molestando desde 1976. No podemos permanecer sentados en casa debido al intenso olor en Çaldıran, donde la temperatura del aire desciende a 40 grados bajo cero durante los meses de invierno”.
Otro residente del barrio, Hakan Yıldız, se ha quejado del olor a azufre. Señalando que las casas fueron construidas al azar, sin realizar ninguna investigación después del terremoto de Çaldıran, Yıldız ha explicado que eso provocó que el gas subterráneo se esparciera por todo el ambiente. Indicando que ya habían presentado quejas muchas veces antes, Yıldız agregó: “Las autoridades vinieron y prepararon un informe de que esta zona representaba un peligro, pero no se tomaron medidas. No podemos alimentar a los animales debido a estos gases, no podemos plantar nada en la tierra y nuestra salud se deteriora cada día que pasa”.
Proporcionando información sobre el tema, el miembro de la Cámara de Ingenieros Químicos de la provincia de Van, Ümit Can, ha comentado que el gas metano que se forma en caso de rotura puede convertirse en explosivo. Expresando que podrán averiguar qué proporción de gas metano está presente después de una investigación que harán en el vecindario de Beyazıt durante esta semana, ha añadido: “Las grietas y las fracturas de las fosas sépticas causan gas metano y esparcen el olor a azufre. Esta situación causa enfermedades crónicas en los niños y problemas de salud como la EPOC en los adultos. Es una situación que debe ser tomada en consideración. Nuestros ciudadanos allí recurrieron a nosotros. Iniciaremos las investigaciones necesarias en este sentido”.