"Con la ilegalización del HDP, Erdogan quiere sistematizar aún más su régimen autocrático"

Entrevista realizada por el portal catalán Directa a Devris Cimen, co-portavoz del HDP en Europa.

HDP son las siglas en turco del Partido Democrático de los Pueblos, un partido político fundado en 2012 para representar a los intereses de los pueblos de Turquía marginados institucionalmente. Las acusaciones de colaboración con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), considerado una organización terrorista por el estado turco, ha hecho que miles de miembros del HDP hayan sido detenidos y encarcelados. Actualmente, el partido se enfrenta a una posible total ilegalización. Hablamos con su co-portavoz en Europa, Devris Cimen.

¿Cómo fue la irrupción del HDP en el panorama político turco?

El partido se creó en el 2012 en medio de un proceso de diálogo entre el Estado turco y el movimiento de liberación del Kurdistán para avanzar en la democratización de Turquía. En 2015 hubo elecciones y el HDP entró por primera vez con 80 parlamentarios y el 13% de los votos. Al mismo tiempo, el AKP [partido de derecha que ahora lidera Erdogan] perdió la posibilidad de gobernar con la mayoría absoluta. Entre los 80 parlamentarios elegidos del HDP estaban kurdos, turcos, árabes, asirios y yazidis, pueblos de Turquía que habían quedado fuera de la política. A través del HDP se presentó una Turquía en miniatura que iba en contra de la Turquía que defiende "un pueblo, una voz, una lengua". El Estado turco debía tomar una decisión: o continuar por un camino de democracia o por el camino de la guerra. Erdogan dijo que no reconocía las elecciones y debían repetirse. En ese momento empezó una guerra muy cruenta. Hubo ciudades quemadas, miles de personas tuvieron que salir de sus casas y sus ciudades, cientos de personas fueron asesinadas… Después de eso no quedaron esperanzas por la democratización de Turquía.

La represión llegó incluso al partido.  

En 2016, co-presidentes del HDP fueron detenidos y encarcelados, junto a muchos parlamentarios. Algunos han pasado tres meses en prisión, algunos un año o dos, pero actualmente siguen habiendo 4.000 miembros del HDP en prisión. No han cometido ningún crimen ni delito, simplemente han hecho política por la democratización de Turquía. Por eso reciben el castigo de un régimen autocrático que no quiere democracia, pluralismo ni igualdad. Quiere que sólo haya hombres turcos y suníes dentro de la política.

¿Qué papel juega el AKP, el partido del presidente Erdogan?

En los últimos 21 años, que son los que el AKP ha estado en el poder, ha habido un régimen autocrático. En contra de esta decisión estratégica de Erdogan y su partido, nuestra estrategia es la democracia, los derechos de los pueblos, los derechos de las mujeres, los derechos de las distintas religiones. Son dos sistemas distintos, que están en oposición y, además, en condiciones desiguales. Por un lado, todos los instrumentos del Estado están en manos de Erdogan y, por otro, nosotros sólo tenemos esperanza, la lucha por la libertad y la democracia y la fuerza de los pueblos que se organizan. Son dos estrategias que se oponen entre sí. Por otra parte, existe la alianza kemalista del CHP, que a pesar de estar en la oposición es aún más radical. En cuanto al tema kurdo, el AKP y el CHP piensan igual.

¿Qué efecto tiene la estrategia represiva sobre su proyecto político?

"A pesar de que hay 4.000 personas en prisión y miles de otras que han tenido que salir de Turquía, las ideas sobre las que hace política el HDP van creciendo, se van expandiendo y tienen un impacto en la política"

En las últimas elecciones el HDP obtuvo más de 6 millones de votos. A pesar de los ataques, tensiones y criminalización, el HDP protegió su fuerza y ​​no se debilitó, sino que la amplió. Las nuevas generaciones que por primera vez votan, siguen con su apoyo. Saben que en Turquía existe un régimen represivo y autocrático que no puede dar respuesta a las voluntades y deseos de las personas. Y estas personas dan su voto al HDP. Pese a que hay 4.000 personas en prisión y miles de otras que han tenido que salir de Turquía, las ideas sobre las que hace política el HDP van creciendo, se van expandiendo y tienen un impacto en la política. Las condiciones con las que luchamos no son iguales. Por ejemplo, no podemos salir a la prensa turca, porque el 95% está bajo el control del régimen de Erdogan. Debaten sobre el HDP sin que el HDP esté presente en los debates. En las universidades, en las formaciones, en la cultura, en el arte, en todas partes, nos han echado del sistema. Es un sistema racista, islamista y patriarcal. En los últimos 99 años en Turquía ha existido un régimen islamista, un régimen kemalista y un régimen militar; y los tres regímenes son contrarios a la democracia. Entonces, en Turquía existe una necesidad de desarrollar un régimen democrático. Turquía teme a la democracia y nosotros vemos que la democracia no es una cuestión de miedo, sino que es una cuestión de libertad. Y al respecto, la fuerza del HDP, que tiene millones de voces, existe y seguirá existiendo. Los que resisten son la sociedad, la idea y el pensamiento. Pero esta idea no ha salido por sí sola, sino que existe una tradición de personas y movimientos que han resistido contra regímenes autocráticos. De esta tradición sacamos provecho y la convertimos en nuestra base para hacer política. Ahora está en peligro que como partido sea ilegalizado. Pero aunque ilegalizan a un partido, no pueden prohibir una idea.


La resistencia dentro de las cárceles es una parte importante de su lucha. ¿Cómo se organiza y cuáles son sus mecanismos para que sea efectiva?

Actualmente, hay miles de presos, sólo 4.000 son del HDP. El estado quiere que nos rindamos y retrocedamos, pero la resistencia a las prisiones impide que nadie se rinda, porque no se ha cometido ningún error. Es sólo un pensamiento político dentro de una lucha. Por el régimen esto es motivo de encarcelamiento. En los 80, después del golpe de estado, hubo miles de presos políticos. Las prisiones turcas normalizaron la tortura. Una de ellas era la de Diyarbakir. Allí se torturó especialmente la vanguardia del movimiento de liberación kurda. Torturas que no pueden explicarse, utilizaron todos los métodos. Hoy en día quizás no se llega a este nivel, pero han encontrado métodos distintos. Quieren alejar a las personas de sus ideales y por eso muestran a las personas que han sido encarceladas por motivos políticos como si fueran criminales, así sufren un castigo social. Contra esto hay una larga tradición: en España, Irlanda, Francia, Alemania… Y en cada país ha habido resistencia contra la opresión. Los presos de Turquía recogen su experiencia y hacen su base.


¿Qué mecanismos represores se dan en los centros penitenciarios turcos?

“En el ámbito internacional, el Consejo de Europa, que es quien tiene mecanismos para controlar la tortura en las cárceles, debería tomar parte en lo que está ocurriendo en Turquía”

El aislamiento es la tortura principal. Uno de los presos es Abdullah Öcalan [presidente del PKK], quien fue encarcelado en 1999. Al principio estaba en una cárcel únicamente por él, después añadieron dos presos. Desde hace dos años no se sabe nada. La familia no ha podido visitarle a pesar de ser un derecho universal. Quien le encarcela debe permitir, como mínimo, que familia y abogados puedan visitarlo. Pero lo que ocurre en Imrali [la isla donde está encarcelado] se ha extendido a cada cárcel de Turquía. Hay presos que llevan diez, quince o veinte años entre rejas. Quieren que los presos se arrepientan de lo que han hecho. Si lo hacen los liberan, esto es algo terrible. El Estado utiliza todos los instrumentos para romper nuestro pensamiento político. Ellos no se rinden, pero la nueva tortura sigue en las cárceles turcas. En el ámbito internacional, el Consejo de Europa, que es quien tiene mecanismos para controlarla, debería tomar parte en estos eventos. Que vayan a las cárceles turcas y hagan seguimiento.


El socio de gobierno del AKP, el MHP, está presionando para que, directamente, se ilegalice todo el HDP. ¿Es una posibilidad real?

El peligro existe, sí. La decisión no es jurídica sino que es una decisión política que tomarán el MHP y el AKP. El problema es que estos dos partidos decidan en nombre del Estado, puesto que tienen todos los instrumentos en sus manos. En las elecciones municipales el HDP logró lograr vencer en 65 municipios, pero en los tres últimos años 49 han sido robados a través de los fideicomisarios. Es decir, sacan a los representantes del HDP elegidos democráticamente y ponen a otros del AKP. Otros 10 consistorios han recibido presiones o han cedido y se han pasado al AKP. Ahora tan sólo quedan seis ayuntamientos pequeños en manos del HDP. ¿Por qué vamos a elecciones si es así? Millones de voces, votos y personas han sido robadas utilizando las herramientas del Estado. Quieren silenciar al HDP porque se posiciona en contra de la guerra contra el pueblo kurdo en Siria y en Irak, que Turquía vive como si estuviera haciendo la guerra contra los guerrilleros del PKK. Sea cual sea el problema debe solucionarse con democracia y con diálogo. De 2012 a 2015 hubo posibilidades. Vimos que en un tiempo corto podíamos llevar a Turquía una posición de democratización. Pero como esto pone en peligro al régimen, Erdogan quiere, con la ilegalización del HDP, sistematizar aún más su régimen autocrático y de dominación.


¿Cuál es el papel de la comunidad internacional?

Mario Draghi, presidente del consejo de ministros de Italia, dijo “tenemos que definir a Erdogan con su nombre. Erdogan es un dictador. Pero por los intereses de nuestro país debemos seguir trabajando con él”. Ésta es una tendencia que avanza en el ámbito internacional. Si en cualquiera de los otros países europeos, se hubiera vivido una situación similar a la vivida con los ayuntamientos del HDP, saldrían muchas voces críticas. Pero, por el contrario, Erdogan acude a los países europeos y lo reciben como un político democrático. Esto da fuerzas a Erdogan para continuar con esa política. Por el contrario, hace un año en el Parlamento Europeo se debatió el décimo aniversario del levantamiento de Siria. Entonces dijeron: “En los últimos diez años en Siria, Turquía desempeña el rol de ocupante y el ejercido de turco y los grupos que cuentan con el apoyo de Turquía están cometiendo una limpieza étnica en Afrin o Serekaniye”. Decir esto es muy importante. En la política internacional si se dice esto, has demostrado un posicionamiento, una actitud.

 

¿Por qué quieren vincular el HDP al PKK?

La criminalización del HDP se basa en que, según dicen, HDP y PKK tienen relaciones orgánicas. Pero esto no es cierto. Son dos fuerzas distintas. Desde 1984, el PKK lleva a cabo una lucha armada contra Turquía. Miles de personas han muerto en esta guerra a ambos lados, 4.500 pueblos fueron desalojados y quemados por parte del Estado turco en los años 90, más de 3 millones y medio de kurdos fueron desplazados… Entonces no existía el HDP. El líder del PKK, Abdullah Öcalan, fue secuestrado y desde 1999 se encuentra en aislamiento. Es un acto político muy relevante que indica que el problema kurdo es el principal problema de Turquía. Nosotros también, como HDP, lo definimos de esta forma: la democracia y el hecho kurdo están relacionados. Para solucionar este asunto el HDP hizo de mediador entre Abdullah Öcalan, PKK y Turquía, representada por Erdogan en ese momento. En nombre del Estado, el partido AKP de Erdogan escribía cartas al PKK y estas cartas eran enviadas a través de parlamentarios del HDP, que hacían de mediadores. La relación entre el PKK y el HDP progresaba en ese momento. Ahora están culpando al HDP por esas relaciones. Quienes escribían las cartas, las personas que se estaban relacionando con el PKK eran las que formaban parte del propio Estado turco y eso no es un crimen. La solución es ésta: el diálogo y el desarrollo de formas democráticas. En este punto, decenas de miles de familias kurdas que han tenido que salir de sus ciudades y están en Estambul, Esmirna, Ankara o en la diáspora de Europa, dan un fuerte apoyo al HDP. Al mismo tiempo, los hijos y las hijas de estas familias o están en prisión por ser militantes del PKK o en las montañas del Kurdistán, en las unidades de la guerrilla. Estas familias votan al HDP y nosotros, como HDP, no tenemos derecho a decir “No, no queremos”.


Recientemente, Erdogan pidió al gobierno sirio un restablecimiento de relaciones, al tiempo que pedía a las milicias yihadistas que le son leales a Siria que dejaran atrás viejas disputas. Esto generó protestas de estas milicias, que se sienten traicionadas por Erdogan. ¿Cómo valora la estrategia de Erdogan de buscar un acercamiento a Bashar el Asad?

Su estrategia es una: ir contra los kurdos. No porque Siria sea un estado democrático. Oficialmente, se llama República Árabe de Siria, pero hemos visto que no es sólo árabe: hay kurdos, asirios, armenios, alevies. Hay pluralidad de voces y colores. Es necesaria una transformación para que todo el mundo tenga derechos en Siria. Con el liderazgo de los kurdos se ha realizado una revolución en el norte de Siria donde diferentes pueblos y religiones han creado un sistema autónomo y democrático, y en esa revolución las mujeres han sido la vanguardia. Esto ha atraído la atención de todas las personas que quieren un sistema democrático y se ha creado una solidaridad internacional muy grande. Pero desde el inicio de la revolución el estado turco ataca el proyecto del Norte y el Este de Siria y no permite que los kurdos tengan un estatus. Cuando el Daesh [Estado Islámico] atacó Kobane, Erdogan fue a la frontera, en la parte turca, a dar una buena noticia. Dijo: "falta poco para que Kobane caiga". Esto creó tanta rabia entre la población kurda que propició el declive de Estado Islámico, haciendo que el proyecto democrático iniciado en Rojava se extendiera hasta Manbij, Raqqa o Deir ez-Zor [zonas de mayoría árabe más hacia el sur] . Esto ha sido un ejemplo muy interesante en Oriente Medio, donde había dos sistemas que estaban en lucha entre sí: los regímenes que defienden el statu quo y los regímenes internacionales que quieren cambiar ese estatus según sus propios intereses. Por eso faltaba una tercera vía que pudiera democratizar estos países. La revolución de Rojava es el mejor ejemplo de que la libertad y la democracia son posibles. Ahora, después de diez años, el régimen de Erdogan y el de Asad pueden volver a encontrarse y eliminar esa esperanza, aunque sean "enemigos".

Fuente: https://directa.cat/ / Traducción y edición ANF