Cinco fechas de los últimos diez años: 4 de octubre de 2022, 13 de septiembre de 2022, 17 de junio de 2021, 12 de octubre de 2019 y 9 de enero de 2013. Cinco fechas y siete nombres: Nagihan, Jina Mahsa, Denis, Hevrin, Sakine, Fidan, Leyla. Siete mujeres, cinco lugares: Silêmanî, Bashur (territorio kurdo ocupado por el Estado iraquí), Teherán (Irán), Izmir (Turquía), Rojava (Kurdistán sirio), París (Estado francés). Son los escenarios, entre otros muchos, de asesinatos políticos contra mujeres kurdas: políticas, activistas o defensoras de sus derechos.
Nagîhan Akarsel era periodista y una de las fundadoras de la academia y de la revista de Jineolojî, una ciencia desarrollada desde el enfoque de las mujeres e impulsada por el movimiento de liberación kurdo. Akarsel había pasado muchos años en las cárceles turcas por sus investigaciones y publicaciones críticas. Hace poco, había creado una biblioteca de mujeres y un centro de investigación en Silêmanî, ciudad del Kurdistán iraquí donde vivía exiliada. Fue allí donde el 4 de octubre recibió once disparos cuando acababa de salir de casa para dirigirse a la biblioteca. El asesinato de Akarsel es el quinto este año contra personas del movimiento de liberación kurdo en la región de Kurdistán en el norte de Irak, todas muertas a tiros. De hecho, el 9 de octubre, el cónsul turco en Bagdad, Ali Riza Güney, admitía que se habían llevado a cabo “operaciones turcas” en suelo iraquí y manifestaba que “los miembros y personas cercanas al PKK son nuestro objetivo ”. Por tierra o aire, los asesinatos selectivos son una realidad continua en la zona. Así, en Sinjar y en el campo de personas refugiadas de Makhmur, que se encuentran en territorio kurdo ocupado por Irak, o en el norte y este del Kurdistán ocupado por Siria, los ataques contra miembros destacadas del movimiento kurdo suelen tener lugar a través de drones, como el que mató en junio de 2020 a Zehra Berkel, miembro del movimiento Kongra Star, una plataforma de organizaciones de mujeres en Rojava.
Nagîhan Akarsel, y también Zehra Berkel, intentaban llevar a la práctica, a través del estudio, la comunicación y la formación, la filosofía de lo que hoy se llama en las calles de Rojhilat (Kurdistán iraní) y de todo Irán: “ Jin, Jiyan Azadî” (mujer, vida, libertad), un lema que procede del movimiento de liberación kurdo y expresa la necesidad de libertad de las mujeres como condición básica e imprescindible para una sociedad democrática, justa y ecológica. Así pues, las protestas contra el feminicidio de Nagîhan Akarsel se han añadido a las que recorren todo el mundo por Jina Mahsa Amini.
El de Nagihan Akarsel el 4 de octubre en Silêmani, en el Kurdistán iraquí, es el quinto atentado mortal de este año contra activistas del movimiento kurdo.
El 13 de septiembre, Jina Mahsa Amini (estos son sus nombres kurdo e iraní) viajó desde Rojhilat a Teherán para visitar a su familia, donde fue arrestada por la policía moral por no llevar bien puesto el hiyab. Tras ser golpeada mientras la conducían a un centro de detención para asistir a una “clase de reeducación”, fue trasladada a un hospital, donde murió el 16 de septiembre, en lo que fue la chispa que hizo estallar un malestar cronificado.
Son más de cuarenta años de opresión de un régimen teocrático desde que el ayatolá Jomeini tomó el poder en 1979 e instauró la República Islámica. Ahora, y después de años de resistencia, en respuesta al asesinato de Jina o Mahsa, las mujeres de Rojhilat y de todo Irán se han alzado contra una dictadura y el régimen islámico que las ahoga, las encarcela y las mata. Lo están haciendo saliendo a la calle, gritando, protestando, quitándose y quemando el pañuelo, enfrentándose a una policía y a un ejército que ya ha dejado al menos 270 personas asesinadas durante las protestas, según datos de la organización de derechos humanos HRANA .
“Mujer, vida, libertad”
La lucha por la vida y la libertad de las mujeres kurdas ha dejado muchas asesinadas; desde la activista Leyla Qasim, muerta en Bagdad en 1974 por el gobierno del partido Baas, hasta los casos más recientes de Nagîhan Akarsel y Jina Amini, asesinadas bajo la responsabilidad de los cuerpos policiales de los regímenes turco e iraní. También es el caso de Hevrin Khalaf, que fue atacada en el norte de Siria por un grupo armado vinculado a Turquía, y Denis Poyraz, muerta en un ataque a Izmir.
Poyraz fue asesinada el 17 de junio de 2021 en esta ciudad turca durante el ataque a la oficina del partido HDP (Partido Democrático de los Pueblos), donde colaboraba como voluntaria. El asaltante, Onur Gencer, había recibido formación militar impartida por SADAT, una organización paramilitar islamista con estrechos vínculos con el gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo de Turquía, al que pertenece el presidente Recep Tayyip Erdogan. Asimismo, el ataque se ha vinculado también a la campaña política contra el HDP -el tercer partido en cuanto a representación parlamentaria en Turquía-, que ha implicado la destitución de numerosas personas con cargo político en los ayuntamientos, entre ellas 59 alcaldes y alcaldesas, las cuales han sido sustituidas por funcionarios estatales. Unas 4.000 personas militantes y funcionarias del partido fueron encarceladas, entre ellas varias parlamentarias, según denunció una declaración del Parlamento Europeo el 8 de julio de 2021.
Al otro lado de la frontera, Hevrin Khalaf era política y activista por los derechos humanos, graduada en Ingeniería Civil, y secretaria general del Partido del Futuro de Siria, constituido en marzo de 2018 y que propugna una Siria democrática, pluralista y descentralizada. Era una mujer reconocida por haber participado en negociaciones diplomáticas en el marco de la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria. Muy posiblemente por su papel en el desarrollo del modelo democrático confederalista en la zona y por la defensa de los derechos de las mujeres, el 12 de octubre de 2019, Khalaf fue asesinada cerca de la autopista M4, en el norte de Siria, por la milicia yihadista proturca Ahrar al Sharqiya, que interceptó el coche donde viajaba, la torturó y ejecutó. El ataque tuvo lugar tres días después del inicio de la ofensiva turca en el noreste de Siria que acabó con la ocupación de las regiones de Serekaniyê y Girê Spî, con cientos de miles de personas refugiadas y con bombardeos continuados hasta la fecha.
Triple asesinato impune en París
Si nos remontamos al 9 de enero de 2013, encontramos el asesinato de tres mujeres activistas kurdas exiliadas en el Estado francés: Sakine Cansiz, Fidan Dogan y Leyla Saylemez, que recibieron un disparo en la cabeza en las instalaciones del Centro de Información del Kurdistán en París, donde trabajaba Fidan Dogan. La investigación del caso se cerró tras la muerte del principal sospechoso, Omer Güney, en diciembre de 2016, antes de que se celebrara el juicio. Aún así, en mayo de 2018, el Estado francés, a petición de las abogadas de las familias, reabrió la investigación, que sigue en marcha, y que trata de averiguar la implicación de los servicios secretos turcos (MIT) en las muertes, porque diferentes pruebas apuntan en esa dirección.
En la parte siria de la frontera, Hevrin Khalaf fue torturada y ejecutada por efectivos de la milicia yihadista proturca Ahrar al-Sharqiya el 12 de octubre de 2019
Sakine Cansiz fue una de las cofundadoras del Partido de las Trabajadoras del Kurdistán (PKK) y tuvo un papel destacado en el desarrollo del Movimiento de Mujeres Kurdas. En los años ochenta, estuvo recluida en la cárcel de Amed (Diyarbakir en turco), donde protagonizó protestas contra la tortura y las prácticas de asimilación en prisiones turcas. Su compañera, Fidan Dogan, nació en el sur del territorio bajo control turco, pero se crió en el Estado francés. Fue miembro del Congreso Nacional de Kurdistán (KNK) y se ocupaba del trabajo diplomático para dar a conocer la lucha del pueblo kurdo. Leyla Saylemez fue una de las impulsoras del movimiento kurdo de jóvenes en Europa.
Las tres mujeres formaban parte activa y visible del movimiento de liberación kurdo y destacaban por tener un papel importante en la organización de las mujeres. Con motivo de los diez años de su asesinato, se están preparando movilizaciones, como cada año, en toda Europa, la mayoría impulsadas por organizaciones de la diáspora kurda. Asimismo, diferentes colectivos de solidaridad de los Països Catalans han convocado una manifestación el 7 de enero a las 5 de la tarde en los Jardinets de Gràcia de Barcelona, para reclamar que se detengan los ataques a mujeres kurdas.
Según Nora Merino, Directora del Comité de Jineolojî de Europa, «los asesinatos políticos son un ataque directo al principio de conexión entre mujer, vida, y libertad. Todas estas mujeres representan, en la confianza y la práctica, la línea de liberación de las mujeres del movimiento kurdo, para avanzar también en la liberación de los oprimidos, por lo que reivindicamos sus nombres, vidas y anhelos, denunciamos la libertad de la que goza la impunidad y trabajamos para expandir la ideología de tolerancia que se encuentra tras las palabras «mujer, vida y libertad».
CONVOCATORIA:
El sábado 7 de enero 2023, a las 12:00 horas, se celebrará en Madrid -Plaza de Tirso de Molina- un homenaje por las compañeras y compañeres asesinadas en las diferentes geografías.
Invitamos a los colectivos de pueblos originarios e internacionalistas a acompañarnos en este homenaje y sumar el recuerdo de sus caídas en la lucha por los derechos civiles.
Fuente: Directa – Gemma Parera – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid