Informe desde Irán: Las familias de Pîranşar lloran sus hijos muertos - Parte V

Los habitantes de Rojhilat e Irán llevan más de dos meses en la calle. En la quinta parte de su reportaje, Abdurrahman Gök habla de los dos jóvenes de 16 años Zakaria Khial y Komar Daroftadeh, asesinados por el régimen.

A continuación os presentamos el cuarto informe publicado el 30 de noviembre. en la Agencia de Noticias Mezopotamya. Podéis encontrar todas las entregas de la serie de reportajes al final de la noticia.

Viajé a Pîranşar (Piranschahr), la ciudad natal de Zekeriya Xeyal y Komar Deruftade, de 16 años, asesinados durante las protestas por Jina Amini en Rojhilat, en la frontera con Başûr (Kurdistán Sur). Las familias de ambos nos han contado su historia y explicaron que se vieron obligadas por las autoridades a declarar que sus hijos habían sido asesinados por los manifestantes.

Pîranşar es una ciudad de unos 150.000 habitantes situada en la frontera con Başûr. Se encuentra a unos diez kilómetros de los pasos fronterizos de Temercin y Hadji Umran. Esta localidad, situada en una amplia y fértil llanura, se convirtió en una ciudad de la que se enteraron incluso quienes no habían oído hablar de ella antes debido a las protestas que se iniciaron tras el asesinato de Jina Amini y los jóvenes asesinados.

No hay nadie en la ciudad que no conozca a los dos jóvenes de 16 años, Zakaria Khial y Komar Daroftadeh, asesinados por el régimen. Supe de Zakaria por el lamento de su madre ante su tumba, y de Komar tanto por su post de Instagram "Hasta las altas montañas nos vengan de su soledad" como por las fotos de su padre contando la historia de su hijo ante su tumba. Y en cuanto llegué a Irán, busqué oportunidades para reunirme con las familias que habían perdido a sus hijos. Mientras intentaba comprender lo que ocurría, esperé sus noticias. Tras una llamada de Pîranşar, me puse en camino. Tras llegar a la ciudad y reunirme con mi fuente, fuimos a casa de Zakaria Khial. Tras dar el pésame a la familia, la madre y el padre empezaron a hablar de sus hijos.

Cuando dispararon a Zakaria, se acabó la manifestación

Zakaria tenía 16 años y fue a la escuela hasta séptimo curs; luego tuvo que trabajar para mantener a su familia porque su padre estaba enfermo. Zakaria, que trabajaba de camarero en una panadería de la ciudad hasta mediodía y en un salón de bodas hasta medianoche, era el único varón de su familia. Tenía una hermana mayor y dos menores. El 21 de septiembre, Zakaria salió del trabajo para ir a casa con sus amigos cuando fue alcanzado por una bala en la espalda hacia las 11 de la noche en la calle Kerî Coh, cerca de la escuela Şebina Roj. 

Su familia y las personas a las que entrevistamos afirman: "No había ninguna manifestación en el momento en que dispararon a Zakaria. La gente se había retirado a sus casas".

El padre de Zakaria Xeyal, Suleyman Khial, dice que fue su hermano quien le informó de que su hijo había sido asesinado: "Mi hermano me llamó y me dijo que Zakaria estaba herido. Mi hijo murió poco después. Las fuerzas estatales nos pidieron que enterráramos el cuerpo de Zakaria inmediatamente esa noche. Aunque llegamos muy temprano, la noticia de que habían disparado a Zakaria se extendió pronto por todo Pîranşar y la gente acudió en masa al cementerio. Todo aquel que se enteró de lo acontecido acudió al entierro".

"Llamamos a nuestra sobrina Jina"


El padre cuenta que antes de que mataran a Zakaria, su hermana había dado a luz a una niña a la que llamaron Jina: "Cuatro días después, me quitaron a mi Zakaria. Zakaria era muy maduro para su edad. Cuando alguien caía enfermo, cuando se organizaba un pésame en algún lugar, cuando alguien tenía un día feliz, me llamaba y me informaba: 'Papá, ve a verlos', me decía.

No hay una sola persona en Pîranşar a la que no le gustara mi Zakaria. Era muy sensible. Unos días antes de que lo mataran, me dijo: 'Papá, que sea una muerte tal que todos puedan llevarme en su corazón'. Sí, eso es exactamente lo que ocurrió. Mi hijo está en el corazón de la gente. No sólo en Pîranşar, sino en todo el Kurdistán, la gente le abrazó y sintió su dolor en el corazón. Ese fue nuestro mayor consuelo ante este gran dolor. Nuestro hijo Zakaria no nos dejó por un mal camino, sino por un camino que él mismo se trazó en su corazón. Estamos orgullosos de él".


La madre de Zakaria, Amine Abdullah Nejad Ecdem, toma una foto de su hijo en la mano y la besa varias veces. Dice que no se cansa de su hijo. La madre me enseña una de las tres fotos que tiene y me dice: "Vio en el bazar una tela de colores con bonitos dibujos que le gustó mucho. Con esta tela le cosí esta camisa, que le encantó. Me lo quitaron antes de que pudiera llevarlo puesto. Él solía decir 'No merece la pena complicarse tanto la vida. Si tienes un trozo de pan, debes compartirlo con los que no lo tienen'. Era un niño muy sensible, sensible a la gente y a la sociedad".


"Estaba enfadado por lo que se estaba haciendo a la gente"
El padre Suleyman Xeyal vuelve a tomar la palabra y continúa hablando de su hijo: "Ojalá estuviera vivo ahora, sentado a mis pies y descansando. Tenía tanta personalidad que enseguida destacó por sus buenas dotes de comunicación y su bonita sonrisa. Se parecía mucho a su abuelo y se enfadaba por lo que se hacía a la gente. Le hervía la sangre. Era un chico que trabajaba en una panadería, pero después de su caída me sorprendió que tanta gente viniera a hablarme de él.

¿Cuándo conoció mi Zakaria a tanta gente? Sí, creció y se educó en mi casa, pero estamos orgullosos de que haya dado su vida por esta causa. Ni un solo día ha hecho nada para romperme el corazón. Cuando me enfadaba con alguien, me decía: 'Padre, no vale la pena romperle el corazón a alguien'. No entendía lo que intentaba decir. Pero después de su muerte, una mujer que no conocíamos vino a darnos el pésame y nos dijo: 'Cuando ya no quedaba pan, nos daba el pan que había reservado'. Y yo estaba aún más orgulloso de él".

"Saqué la bala con mis propias manos"
El padre dice que extrajo la bala del cuerpo de su hijo con sus propias manos y le dio un beso en la frente: "Hay miles de personas en el Kurdistán cuyos cadáveres ni siquiera han sido encontrados o enterrados. Lavé a mi hijo con mis propias manos, le quité la bala del cuerpo, lo besé en la frente y lo cogí en brazos. Dije a todos los que vinieron a dar el pésame que yo no era el único que sufría su muerte y que debían dar el pésame a todo el Kurdistán. No basta con decir adiós a una sola persona cuando el mártir murió por todo su pueblo".


Mientras su esposa Amine llora y habla de su hijo, el padre Süleyman intenta consolar a su mujer: "Amine, al menos sabemos dónde está la tumba de nuestro hijo. Esperamos que los niños encarcelados experimenten la alegría de volver a  reunirse con sus padres. Que Alá perdone a los caídos y reúna con sus familias a aquellos cuyos hijos están en las montañas".

Suleyman recuerda que mucha gente de Pîranşar asistió al funeral: "Ese día, la gente vino a mi casa a darme el pésame. Tenía miedo de que las fuerzas del estado dispararan a alguien delante de mi casa porque había venido mucha gente de otros pueblos. En el cementerio dije: 'Mi mujer y yo tenemos el corazón roto, no quiero que otra madre y otro padre tengan el corazón roto'. Mi mujer se fue con sus hermanos, yo cerré la puerta y me fui a otro sitio.

Sin embargo, 43 días después del asesinato de Zakaria mataron a Komar. Ese día yo estaba delante de mi casa y vi a cinco personas entrar en la calle. De repente abrieron fuego contra mí. Me dispararon en la pierna en la puerta de mi propia casa. Muchas personas resultaron heridas ese día por los disparos de las fuerzas estatales.

Una niña de doce años resultó herida en un dedo y en el abdomen por una bala de Kalashnikov. En el hospital le cosieron el dedo cortado y me han dicho que está en buen estado".


El padre rechaza la afirmación de las autoridades de que su hijo no fue abatido por las fuerzas del Estado. Afirma sin miedo que su hijo fue asesinado por el Estado.  "Sólo teníamos un hijo, nos lo quitaron". Los padres exigen que los asesinos sean llevados ante la justicia.

Komar Daroftadeh, disparado a quemarropa
Tras despedirnos de la familia de Zakaria y desearles paciencia, nos dirigimos a casa de Komar Daroftadeh. Komar era un estudiante de undécimo curso de 16 años y que fue asesinado a raíz de las protestas por la muerte de Zakaria. Unas horas antes de su muerte, escribió en su cuenta de las redes sociales: "Nosotros, los pueblos de Oriente Medio, algunos morimos en la guerra, otros en las mazmorras, otros en plena calle. Algunos nos ahogamos en el mar. Incluso las altas montañas se vengan de nuestra soledad. Porque nuestra tarea es morir".


El domingo 30 de octubre, a Komar le dispararon con una escopeta a quemarropa en el cruce de Mihemed Hewraz, y decenas de balas atravesaron su cuerpo. Komar fue trasladado al hospital Imam Jomeini de Pîranşar, donde falleció.

La familia enterró a Komar en el pueblo de Zewka. Las fuerzas del Estado, una vez más, amenazaron repetidamente al padre de Komar para que dijera que su hijo había sido tiroteado por activistas. Pero el padre no se dejó intimidar y siguió contando sin miedo quién había disparado a su hijo.
 


El padre, Hesen Daroftadeh, y la madre, Seyid Hecere Bersincî, no pueden superar el dolor por la perdida de su hijo. Sin embargo, explica que han encontrado cierto consuelo en las personas que les apoyan. Después de dar el pésame a la familia, el padre muestra fotos de su hijo y empieza a contar lo mucho que quería a Komar.

El padre condena tanto a los kurdos que trabajan para el Estado como a los que rinden pleitesía a los asesinos de kurdos, y la primera frase que sale de su boca es: "Los asesinos del Dr. Abdulrahman Qasimlo fueron recibidos en Hewlêr con una alfombra roja. Esto es una vergüenza".

Alcanzar los objetivos por los que nuestros hijos perdieron la vida

El padre subraya que, incluso con su muerte, su hijo Komar fue por delante de ellos y resistió: "Estamos muy contentos de que la gente estuviera allí por mi hijo. Los que entienden este mundo conocen su deber. Sí, los que han caído nos dejan, pero nos muestran un camino y también nos guían. Dicen que otro mundo es posible y que la gente puede vivir en paz. Sí, uno puede vengarse de los asesinos de su hijo. Pero la mayor venganza es lograr los objetivos por los que nuestros hijos perdieron la vida. Lo más importante es no perderse".


El régimen quería encubrir el asesinato
El padre de Komar dice a un visitante de la familia: "Algunas familias cuyos hijos han caído se ven obligadas a explicar en televisión que sus hijos murieron de una enfermedad o asesinados por manifestantes. El Estado nos ha pedido que hagamos lo mismo. Pero hemos dicho que no lo aceptaremos bajo ninguna circunstancia. Hemos apoyado a Komar y nuestro pueblo nos ha fortalecido".


Komar significa república
El padre recuerda que su hijo nació un 25 de agosto y que le puso el nombre de la República del Kurdistán proclamada en Mahabad en agosto de 1945 y del KDP-I establecido posteriormente. Además, describe a su hijo de la siguiente manera: "Komar fue un niño muy dulce desde el principio. Cuando nació, elegimos un nombre acorde con la época". Y continúa: "Era un niño muy amable. Si estuviera aquí ahora, no se apartaría de tu lado ni un segundo. Se mezcló muy rápidamente. En cuanto veía que me aburría, se ponía a jugar conmigo o iniciaba inmediatamente una conversación. Era un niño tan sociable que, aunque yo era su padre, la gente no le reconocía a través de mí, sino a través de él. Un día, de camino al pueblo, compré unos cartones de cigarrillos a un tendero de la ciudad. Sin embargo, no tenía suficiente dinero en el bolsillo. Aunque no conocía al tendero, me dijo que podía pagarle más tarde. Cuando fui a pagarle tras volver del pueblo, había anotado en su libreta que yo era el padre de Komar".

Hesen dice que él y su hijo eran más como dos amigos que como padre e hijo. "Sus relaciones sociales eran muy estrechas. Tenía vecinos en el pueblo con los que me peleaba. Ya sabes que en los pueblos siempre hay discusiones y rencores. Pero Komar creó tal relación que ya no podía desayunar separada de mis vecinos con los que me peleaba. Creó una fuerte paz entre nosotros. Tenía buenas relaciones con toda la gente del pueblo. Le querían tanto que no puedo describirlo. Era un niño con sentimientos patrióticos. Era así incluso cuando era joven. Por las tardes, visitaba las casas justo después de cenar. Como le advertí de vez en cuando, me ocultó sus cuentas en las redes sociales para que no pudiera ver sus publicaciones. Dios nos dio un hijo muy hermoso y muy bueno, pero nos lo volvió a quitar".
Al marcharnos, nos encontramos con gente que ha venido de Çoman, del sur del Kurdistán, para darnos el pésame. A esto el padre responde: "Komar ha unido partes del Kurdistán en esta sala. Ha unido Başûr, Bakur y Rojhilat en un solo espacio". Expresó su esperanza de que llegue el día en que el Kurdistán sea liberado.

El régimen amenaza a los familiares de los jóvenes asesinados

Al igual que en Mahabad, en Pîranşar hay guardias rurales y fuerzas armadas del Estado. La gente nos cuenta que el gobernador del distrito y el alcalde del pueblo también pertenecen a familias que trabajan como guardias del pueblo, y que persiguen a la gente con el poder del Estado detrás. Residentes entrevistados por nosotros en Pîranşar dicen que las fuerzas estatales, que inicialmente intervinieron en las manifestaciones con escopetas, dispararon directamente con Kalashnikovs durante las recientes protestas.


Tras el asesinato de Zakaria, el gobernador del distrito de Pîranşar visitó a la familia con numerosos policías, soldados y funcionarios del Estado y les amenazó con que los asesinos de sus hijos eran manifestantes, lo que la familia no aceptó.

Tras abandonar la ciudad, las protestas se intensificaron en todas las localidades de Rojhilat entre el 16 y el 21 de noviembre, y Karwan Ghader Shokri y Taher Azizi, entre otros, fueron asesinados en Pîranşar.

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