La sombra de Turquía detrás de ISIS
Análisis a posterior de la declaración de Muhammed Abd Avad el alto cargo del ISIS que comandó el intento de asalto a la prisión de Sina, en la ciudad de Heseke.
Análisis a posterior de la declaración de Muhammed Abd Avad el alto cargo del ISIS que comandó el intento de asalto a la prisión de Sina, en la ciudad de Heseke.
El domingo pasado, ANF y el portal Medya News, publicaron las declaraciones de Muhammed Abd Avad –conocido por el sobrenombre Rashid-, un alto cargo del Estado Islámico (ISIS) que comandó el intento de asalto a la prisión de Sina, en la ciudad de Heseke, en Rojava (Kurdistán sirio), el 20 de enero de este año.
El objetivo de ISIS era liberar a cientos de prisioneros que responden al Califato, capturados por las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), la agrupación militar de autodefensa conformada por árabes, kurdos, armenios, asirios y otras nacionalidades que, a su vez, integran la Administración Autónoma (AANES) del noreste sirio.
Durante el ataque a la prisión, que duró varios días, 77 empleados penitenciarios fueron asesinados y 40 combatientes de las FDS resultaron abatidos por los terroristas. Las fuerzas de autodefensa indicaron en una conferencia de prensa, que al menos 374 yihadistas fueron ultimados. El 1 de febrero, el Comando General de las FDS, aseguró en un comunicado: “el ataque de ISIS no fue ordinario”, sino que “provino de un amplio plan que se había preparado durante mucho tiempo”. Luego de interrogar a los terroristas detenidos y analizar el material incautado, las FDS explicaron que el ataque era un primer paso que, si tenía éxito, le permitiera a ISIS lanzar otros en áreas de Al Hol, Al Shadada, y Deir Ezzor, con el fin de avanzar hacia la conformación del denominado “Segundo Estado Islámico”.
Según los medios kurdos, Rashid nació en 1987 en la ciudad de Til Temir, en el norte de Siria, y se unió al grupo terrorista en 2013. También revelaron que el yihadista participó en numerosos atentados. Fue el responsable directo de la detonación de un auto-bomba el 27 de julio de 2016 en la localidad de Qamishlo, en el que murieron 62 personas. A su vez, ISIS lo nombró gobernador en Hesekê y Serêkaniyê, ésta última ciudad ocupada ilegalmente por Turquía desde 2018.
En su declaración tras ser capturado, aseveró: “Ciertos individuos en Turquía financiaron las células de ISIS en las áreas controladas por la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria. Estos individuos tienen estrechos vínculos con los organismos de seguridad de Turquía. Tanto el atentado como las actividades generales de ISIS en la región están financiados por funcionarios de seguridad (turcos) de alto rango”.
Otra revelación de Rashid fue que el ataque estaba preparado desde abril de 2021 y una de las zonas donde se organizó fue Al Bab, otra región del norte de Siria ocupada por el Estado turco a través de grupos mercenarios. Sobre esto, el prisionero dijo: “Al Bab es la zona más segura para ISIS”.
Las palabras de Rashid grafican una situación de fragilidad y creciente preocupación, no sólo en Rojava, sino para todo Medio Oriente. ISIS, el grupo que llegó a controlar grandes extensiones territoriales de Siria e Irak, continúa su marcha pese a los golpes recibidos. Y el gran sostén para los seguidores del malogrado califa Abu Bakr Al Baghdadi no es otro que el gobierno del presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
Las denuncias contra la administración turca por su respaldo cada vez más abierto a ISIS se acumulan en los despachos de la ONU. La AANES y las FDS ya presentaron pruebas de todo tipo a Naciones Unidas y a los gobiernos estadounidense y europeos sobre el estrecho vínculo del Estado profundo turco con los yihadistas. Las zonas ocupadas por Turquía en Rojava se convirtieron en un refugio para los integrantes del Estado Islámico, luego de su derrota militar en la aldea de Baghouz, en marzo de 2019. Desde esas regiones, en la que Turquía y sus mercenarios aplicaron como política el desplazamiento forzado de la población originaria, el saqueo masivo de bienes materiales, y los secuestros y los asesinatos, ISIS tiene vía libre para organizar atentados y ataques, y reabastecer sus arcas y arsenales.
En ese mismo territorio, no sólo se encuentran las FDS y el autogobierno de la AANES, sino que desde hace bastante tiempo la recorren fuerzas militares rusas, estadounidenses, iraníes y del propio régimen sirio. Pero parece que a nadie le interesa demasiado molestar a Erdogan y a sus yihadistas que, literalmente, son pequeñas bombas ambulantes.
A finales de marzo, Ali Hesen, portavoz de las Fuerzas de Seguridad Interna (Asayish), volvió a denunciar que “ISIS continúa sus ataques para recuperar algunas regiones”. El funcionario militar agregó que los ataques lanzados por Turquía e ISIS son los mismos, ya que ambos “quieren reorganizar el terrorismo y controlar la región de nuevo”. “ISIS obtiene todos sus recursos y apoyo del Estado turco. El Estado turco envía a los mercenarios a las zonas ocupadas, los entrena y los organiza”, manifestó Hesen.
La vigencia de ISIS es tan real como los atentados que comete. Un ejemplo es que luego de que sus principales jefes (Al Baghdadi y Abu Al Hasan Al Qurashi) fueran ultimados, el grupo nombró en marzo a Abu al Hasan Al Qurashi como nuevo “emir de los creyentes”. Como sucedió con Osama Bin Laden en Al Qaeda, o el Mulá Omar con el movimiento Talibán, la desaparición de sus jefes no fue ningún inconveniente para que los grupos continuaran operando y propagando su visión política y religiosa ultraconservadora.
En diciembre del año pasado, Hesen Koçer, co-presidente adjunto del Consejo Ejecutivo de la AANES, brindó una definición sencilla sobre por qué sobrevive el Estado Islámico: “Erdogan es el líder de ISIS, e ISIS no será derrotado mientras él reine. Erdogan sirve como su líder espiritual. Erdogan, ISIS y la Hermandad Musulmana comparten ideologías y mentalidades similares. No están conectados políticamente, sino intelectualmente”.
Fuente: Leandro Albani / Sudestada