Lavrov y su demagogia antikurda
Las contradicciones y rivalidades de Rusia con Estados Unidos son bien conocidas. Pero el intento del ministro de Exteriores ruso de convertir a los kurdos en parte de esta contradicción es inaceptable.
Las contradicciones y rivalidades de Rusia con Estados Unidos son bien conocidas. Pero el intento del ministro de Exteriores ruso de convertir a los kurdos en parte de esta contradicción es inaceptable.
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, ha vuelto a pronunciarse sobre Siria y los kurdos. Las contradicciones y rivalidades de Rusia con Estados Unidos son bien conocidas. Pero el intento de Rusia de convertir a los kurdos en parte de esta contradicción es inaceptable. Los kurdos no pueden permitirse el lujo de formar parte de tal contradicción. En primer lugar, los kurdos y las kurdas forman un pueblo que se enfrenta a un genocidio. El hecho de que Lavrov presente constantemente a los kurdos como pro-estadounidenses demuestra una pésima intención.
En primer lugar, hay que señalar que Estados Unidos no llevó sus fuerzas a Siria por los kurdos, sino para luchar contra el Estado Islámico. La razón por la que sus caminos se cruzaron con los de los kurdos es la lucha contra el terror islamista. El ISIS fue desviado a Kobanê por Turquía, y los kurdos estaban bajo un intenso fuego. Si Rusia hubiera actuado en lugar de Estados Unidos y acudido en ayuda de Kobanê, los kurdos habrían unido sus fuerzas a las de ellos. Pero Rusia no acudió en su ayuda. Y EEUU se dio cuenta de que nadie estaba luchando seriamente contra el ISIS excepto los kurdos. Las tropas sirias e iraquíes huían del ISIS. Para evitar que la región cayera en manos de los islamistas, EEUU prefirió actuar en asociación con los kurdos.
El Estado turco mantenía entonces conversaciones con el PYD. Quería que el PYD luchara contra Bashar al-Assad y se aliara con las llamadas “fuerzas de oposición sirias”. Los kurdos no lo aceptaron. Cuando se negaron a luchar contra Assad, Turquía los clasificó como enemigos. En los días en que el ISIS se mantuvo en las fronteras, el gobierno de Erdoğan no mostró ninguna reacción ni molestia. No pronunció una frase como “los terroristas están en mis fronteras, la seguridad de mi país está en peligro”.
Brett McGurk, el enviado especial de Estados Unidos para Siria en aquel momento, lo sabía muy bien. Lavrov es también uno de los que mejor saben lo que hizo Turquía en cooperación con el ISIS. Tienen toda la información y los documentos. También compartieron algunos de ellos con los medios de comunicación en su momento.
Lavrov dijo entonces: “Los kurdos se acercaron a Siria tras los ataques turcos. Acudieron a nosotros, pero cuando EE.UU. dijo que no se retirarían de Siria, volvieron a recurrir a EE.UU.”. No es necesario repetir ahora todo lo que ocurrió entonces. Lavrov está desinformando a la opinión pública. Cuando el ejército turco y sus mercenarios ocuparon zonas como Serêkaniyê, Estados Unidos ya se había retirado y abriendo la zona a la ocupación.
Entonces intervino Estados Unidos nuevamente y se logró un alto el fuego. Llegaron militares rusos y se instalaron en las zonas desalojadas por EE. UU. Las tropas sirias fueron trasladadas a la frontera turca. Esto se hizo en el marco de un acuerdo con la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria. Como puede verse, la demagogia de que EE. UU. creará un Estado kurdo está muy lejos de la verdad. Y Lavrov recurre a menudo a este argumento.
Los kurdos nunca dijeron que querían crear su propio Estado. Presentaron sus demandas a Rusia por escrito. Su principal exigencia es el reconocimiento de su existencia cultural y su identidad. Además, el plan de arreglo de Siria de Rusia incluía un artículo que concedía a los kurdos la autonomía cultural. Lavrov habla ahora como si lo hubiera olvidado. Pero no lo ha olvidado, lo dice a propósito para encubrir acuerdos secretos con Turquía. Habían solicitado 120 delegados de la Administración Autónoma para una importante reunión en Sochi. Todo estaba preparado para los delegados, pero Rusia llegó a un acuerdo con la parte turca en el último minuto y canceló su viaje a Sochi.
Rusia también ha impedido que la Administración Autónoma participe en las conversaciones de Ginebra sobre una nueva constitución siria. “Los turcos lo están bloqueando”, afirmaron. Estados Unidos dijo lo mismo.
El proceso de Astana también fue una lección para los kurdos. En las declaraciones finales de estas reuniones, los kurdos siempre fueron descritos como una fuerza que quería dividir Siria. Aunque Turquía ocupó una parte importante de Siria, armó a casi cien mil mercenarios y formó con ellos un Ejército Nacional Sirio (ENS) alternativo, y esto no se calificó de divisorio e ilegal. Sin embargo, los kurdos, que son ciudadanos sirios y quieren la democracia, siempre son descritos como una amenaza y una fuerza divisoria. En la declaración final de la última cumbre de Astana, la Administración Autónoma fue declarada explícitamente ilegítima. Es un hecho innegable que el proceso de Astana forma un frente antikurdo contra la Administración Autónoma.
Cuando Rusia envió tropas a las regiones autónomas, se hicieron promesas a los kurdos y a la Administración Autónoma. “Seremos mediadores, os reconciliaremos con el Gobierno de Damasco”, se dijo entonces. Los kurdos siempre han abogado por la reconciliación y la unidad de Siria. Si Damasco hubiera llegado a un acuerdo con los kurdos y las regiones autónomas del Norte y el Este de Siria, Turquía no estaría ahora en Siria. Siria se habría recuperado. Y los kurdos nunca rompieron el diálogo con Damasco. Lavrov dice: “Los kurdos deberían llegar a un acuerdo con Damasco”. Muy bien, entonces debería utilizar su peso como mediador. Es bien sabido que Rusia es parcial, defiende al gobierno sirio y trata de mantenerlo en el poder. Pero los kurdos no han hecho de esto un problema. Quieren resolver sus problemas con Damasco, y no tienen ningún problema con Rusia. Los kurdos nunca han sido antirrusos.
Ha habido conversaciones con Damasco durante años, pero no se ha avanzado porque Rusia no ha puesto su peso en la balanza. El motivo ha sido el compromiso de Rusia con Turquía. Turquía no quiere bajo ningún concepto que los kurdos tengan un estatuto. Aunque Damasco diga “sí”, Ankara dirá “no”. Por eso Lavrov no dice la verdad a la opinión pública. Rusia no está cumpliendo su papel de mediador y quiere hacérselo pagar a los kurdos.
Fuente: Diario Ronahi