Lolita Chávez: "Las mujeres deben luchar juntas contra la violencia"

Aura Lolita Chávez Ixcaquic, miembro del Consejo de Pueblos Kiche (CPK), asistió al encuentro de Mujeres Tejiendo el Futuro en Berlín a principios de mes. Durante el encuentro tuvimos la oportunidad de conversar con ella sobre su lucha y Kurdistán.

Aura Lolita Chávez Ixcaquic es miembro del Consejo de Pueblos Kiche (CPK), un movimiento de pueblos y comunidades contra el patriarcado, el imperialismo, el colonialismo, el neoliberalismo y el extractivismo, creado en 2007 para combatir los efectos del Tratado de Libre Comercio (ALCA) entre Centroamérica y Estados Unidos.

Es una líder internacional en la lucha por la protección de los recursos naturales y lleva 5 años viviendo en el País Vasco ante la amenaza de muerte de su país.

Comunidad, vida, madre naturaleza,  protección del territorio... estos conceptos y su colorida vestimenta evocan la vida matriarcal. ¿Dónde están los pueblos k'iche en esta vida? ¿Y a qué tipo de amenazas se enfrentan? 

Bueno, somos una expresión milenaria. Tenemos nuestro propio calendario, el calendario maya. Tenemos un tejido social que hemos cuidado por más de 5000 años. Es el tejido social de la cosmovisión maya k'iche. Somos un ser comunitario en el territorio y cuidamos este territorio, cuidamos la madre tierra como nos cuidamos a nosotros mismos, porque somos tierra, somos agua, somos aire y fuego. Este es el vínculo sagrado y es por ello que somos antiimperialistas, antipatriarcales y antiextractivistas.  Defendemos la vida y la tierra con nuestras vidas.

Usted ha sido criminalizada, amenazada de muerte, incluso atacada y obligada a exiliarse por defender la tierra del pueblo k'iche contra la explotación de las empresas estatales. Después de este proceso, ¿pensaste en retirarte a un rincón?

El estado de Guatemala es un Estado racista. Me han atacado, me han perseguido. El estado ha dicho, a través de informes de la policía y del ejército, que soy una terrorista. No soy terrorista, defendemos el territorio.

Cuando me exilié, pensaron que me iban a silenciar porque habían creado mucho miedo al intentar asesinarme seis veces a punta de pistola, pero logré salir y continuar.  

¿Qué le da fuerza? ¿De qué manera ha hecho que su pueblo escuche su voz?

¿Qué me da fuerza? Que me vincule con los movimientos. Por eso abrazo al movimiento de mujeres kurdas, porque a través de su educación popular con Jineolojî nos dan esa fuerza, la fuerza de que no estamos solas. En otros territorios hay una lucha, hay mucha fuerza contra estas empresas de la muerte. Muchas de las empresas son europeas y yo vine a Europa a denunciar sus empresas en su lugar de origen. Desde aquí salen a invadir allí.

También utilizan las armas, por eso denunciamos las guerras. Mi pueblo sufrió un genocidio, intentaron exterminar a mi pueblo, el pueblo k'iche. Hubo bombardeos, arrasaron tierras, hubo desapariciones y violaciones sistemáticas. Hemos denunciado todo esto. La fuerza de mi pueblo me da fuerza, porque mi pueblo sigue luchando. Aunque yo me haya ido, el pueblo sigue.

¿Cuál es el método de lucha contra un sistema que no reconoce la existencia de los pueblos y los empobrece?

Hemos sido capaces de llevar a cabo un proceso autónomo de libre autodeterminación, de forma muy asamblearia. Las asambleas trabajan con niños, mujeres, ancianos, etc. Por eso sé que no estoy sola, que mi pueblo sigue luchando, pero otros territorios también lo hacen.

Sabemos que vamos a liberar nuestros territorios. Es nuestro compromiso liberar nuestros territorios de esas empresas que matan la biodiversidad. No estamos solas, están las plantas, los árboles, las montañas. También está la biodiversidad que nos rodea. La energía de los jaguares, la energía de las serpientes, la energía de las aguas, nos ayudan y nosotros les ayudamos también. No estamos solas.

Uno de nuestros caminos es el Ütz'ilaj Kaslemal, el Buen Vivir, una alternativa al falso desarrollo. Este camino está en la red de la vida, respetamos la naturaleza y tomamos de la naturaleza sólo lo que necesitamos. Nada de acumulación, nada de extractivismo, sino una vuelta a la tierra. Es sembrar, sembrar nuestros alimentos. También las plantas medicinales. La biodiversidad y el monte dan sanidad. Esto también es un camino; la salud como proceso autónomo en los territorios. Así que, en definitiva, existe "el buen vivir", "el territorio con salud", "la alimentación para la vida" o la llamada soberanía alimentaria, y "la lucha contra la violencia". Decimos que si liberamos nuestro cuerpo-territorio de la violencia, liberamos también la tierra-territorio de la violencia.  Y esto es un trabajo comunitario, no sólo para las mujeres o las personas disidentes de género, sino también para los hombres y la comunidad. Tenemos que unirnos para luchar contra la violencia.

¿Cuáles son sus luchas y prácticas de sistemas alternativos para que los pueblos indígenas puedan librarse de este sistema de opresión?

Se lo contamos al movimiento feminista, al movimiento ecologista, a los movimientos contra el cambio climático y el calentamiento global: muchas de las empresas que más influyen en el cambio climático y el calentamiento global están en Europa. Desde Europa van a nuestros territorios a atacarnos. Por eso pedimos a estos movimientos que realicen acciones y movilizaciones contra esas empresas, aquí en Europa.

En mi país hay empresas de España, Francia, Italia, Alemania,... El "Banco Mundial" también está involucrado. El proyecto de monocultivo de árboles está siendo financiado por el "Banco Mundial". Queremos que se denuncie al "Banco Mundial" aquí en Europa y que se sancione a las empresas. Si las empresas son sancionadas aquí en Europa, podremos vivir allí. Sus manos están manchadas de sangre mientras nosotros damos la vida en nuestros territorios. Si la humanidad está luchando contra el calentamiento global, no pueden permitir que sigan exterminando a los que cuidamos la naturaleza. Seguimos luchando, pero aquí tienen que parar sus empresas, y eso lo pueden hacer los movimientos feministas.

Por cierto, ustedes también llaman a revolucionar el feminismo y se autodenominan feministas sociales. ¿Están diciendo que los movimientos feministas tienen un problema de socialización?

Los feminismos deben ser plurales y diversos, no hay un feminismo, hay muchos feminismos. El feminismo que yo encarno es el feminismo comunitario, desde abajo, desde las bases, expresado desde los movimientos marginales que sufren la opresión. Desde ahí surgen los feminismos, que deben ser no sólo antipatriarcales sino también antirracistas, anticoloniales y antineoliberales.

Es importante decirle al mundo que es necesario tejer la despartriarquía y la descolonización. Esto no es sólo para Abya Yala (a la que no llamamos América, llamamos Abya Yala), sino que de esta manera, Europa también puede liberar su territorio y lo mismo para otros continentes. Podemos tejer feminismos y estos feminismos pueden liberar territorios en diferentes continentes. Más feminismo es más liberación de la vida.

Tenemos una crítica muy fuerte a los feminismos de élite, a los feminismos supremacistas. No es bueno porque generan relaciones de poder sobre nosotras y nos "tutelan", hablan por nosotras. No queremos que hablen por nosotras, podemos hablar y decir lo que queremos y lo que sentimos. Nuestras agendas son nuestras. La "intelectualidad" se mete en el feminismo y crea verdades absolutas, conceptos, enfoques, temas... Nosotras decimos que el feminismo debe salir del movimiento. Los "intelectuales" y la academia a veces hacen mucho daño al excluirlos.

Los feminismos no son de escritorio, no son de libro, tienen que bajar a la tierra y respetar lo que estamos generando en los territorios, tienen que conocernos.

Están los feminismos blancos. No son blancos sólo por su piel, sino porque piensan que los blancos son supremos, son mejores. Y frente a eso, decimos que hay que tejer cuerpos plurales y diversos en igualdad, no entre intelectuales que se creen mejores y nosotras que somos tratadas como testigos. Somos sabias. Estos feminismos blancos deben volverse para mirar y aprender de nuestras expresiones. También deben tejer desde abajo. No puede ser que sean capitalistas y neoliberales o que se alíen con los gobiernos que generan la guerra.

Lo encontramos en Jineolojî, en el "Buen Vivir", en los "caracoles", en las hermanas mapuches y en movimientos de otros pueblos originarios. El movimiento de mujeres kurdas nos abraza cuando lanzamos el planteamiento de Jin, jiyan, azadi. Cuando decimos "Jin, Jiyan. Azadî", estamos abrazando otros territorios, y también cuando decimos "Jallalla" de Abya Yala estamos abrazando a las hermanas kurdas.

Las armas químicas se utilizan contra las guerrillas de liberación del Kurdistán que luchan por la libertad del pueblo kurdo. Muchas guerrilleras cateron mártires en estos ataques. ¿Qué puedes decir contra esta violencia estatal contra las guerrillas de la libertad kurda?

Decimos de todo corazón al pueblo kurdo y al Movimiento de Mujeres Kurdas que no están solas. En todos nuestros territorios denunciamos el uso de armas químicas en el Kurdistán.

No necesitamos ninguna guerra en Abya Yala ni en el Kurdistán y respetamos la autodefensa. Toda la humanidad aprende de esa autodefensa. El movimiento de mujeres kurdas es un abrazo a la vida para todo el movimiento feminista. El movimiento feminista puede aprender del Kurdistán y también de las mujeres indígenas que defienden los territorios en Abya Yala.

Nos unimos a la campaña contra la guerra y las armas químicas en el Kurdistán y queremos libertad; queremos libertad para la sabiduría del pueblo del Kurdistán, justicia y libertad para nuestras hermanas kurdas.  La humanidad tiene que exigir justicia ante lo que está ocurriendo en el Kurdistán. Si el Kurdistán no es libre, ningún pueblo será libre.

Sé lo que es ser perseguida, no puedo entrar en mi tierra porque el Estado y el ejército quieren encarcelarme y torturarme. Por eso sé lo que es ser vista como una criminal y por eso abrazo las expresiones de lucha y autodefensa del Kurdistán.

¿Qué perspectivas te llevas de esta conferencia y qué te ha aportado?

En esta conferencia he podido aprender más sobre el Movimiento de Mujeres del Kurdistán, también sobre las mujeres de la India, o el análisis que las mujeres de EEUU hacen del trabajo. También he visto cómo el capitalismo explota el trabajo de las mujeres en China y he podido conocer mejor la lucha de las hermanas del Sahara. Lo bonito es que no sólo ha venido gente de Europa, sino también de Abya Yala y de otros continentes.

En esta segunda conferencia me ha gustado mucho que nos hayamos visto en persona, nos ponemos caras. La llamada que hace el Movimiento de Mujeres del Kurdistán a otros pueblos nos permite conocer lo que hacen en sus luchas. Por ejemplo en China, donde las mujeres luchan contra los "machistas" pero también contra un sistema de trabajo esclavo. No se sabe en qué situación se encuentran estas mujeres.

Me gusta que desde distintos territorios hayamos acudido a la llamada de las mujeres del Kurdistán. Estamos en Europa pero venimos de otros continentes.

Por último agradecer el esfuerzo y la organización, que se han tejido con mucha claridad. Mucha fuerza y muchas gracias. Maltyox chawe, muchas gracias en mi idioma. ¡Libres seremos y venceremos!