Ruksen Mihemed: "Juntas resistiremos por una vida libre, democrática y segura"
Integra las Unidades de Protección de las Mujeres, la organización militar formada por mujeres kurdas, fundamental para derrotar a ISIS en Siria.
Integra las Unidades de Protección de las Mujeres, la organización militar formada por mujeres kurdas, fundamental para derrotar a ISIS en Siria.
Ruksen Mihemed, una de las voceras de las Unidades de Protección de las Mujeres (YPJ) en Rojava (Kurdistán sirio), no deja dudas en sus declaraciones: afirma, sin medias tintas, que el Estado turco, con el presidente Recep Tayyip Erdogan a la cabeza, intenta por todos los medios dividir Siria, ocupar la mayor cantidad posible de regiones del país, e implementar un sistema basado en la represión.
En una entrevista realizada vía correo electrónico, Mihemed habló sobre la situación crítica que viven los pueblos del noreste sirio, asediados por los ataques militares lanzados por la aviación y la artillería de Turquía. Desde el 19 de noviembre, el gobierno de Ankara recrudeció los bombardeos contra civiles e instalaciones petroleras y de agua potable, hospitales y escuelas. Uno de los resultados son casi 30 muertos, entre civiles, integrantes de las Fuerzas Democrática Sirias (SDF donde están integradas las YPJ) y soldados del Ejército Árabe Sirio, este último bajo control de Bashar Al Assad.
Las YPJ se conformaron en 2012, cuando en Rojava se anunció una revolución que al día de hoy sigue su curso. Con Siria envuelta en protestas contra el régimen de Damasco e incipientes grupos armados irregulares que comenzaban a cometer crímenes y atentados, los pueblos del norte del país, encabezado por los kurdos, declararon la autonomía de la región fronteriza con Turquía y se lanzaron a defender su tierra y los derechos políticos y culturales que durante décadas les habían sido negados.
Las Unidades de Protección de las Mujeres, junto a las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), fueron las primeras fuerzas militares de autodefensa que hicieron retroceder, en un principio, a Al Qaeda y luego al Estado Islámico (ISIS o Daesh), que intentó tomar el control de Rojava. Cuando las YPJ y las YPG derrotaron a ISIS en la ciudad de Kobane, en 2015, luego de tres meses de enfrentamientos, el “califato” que había sembrado el terror en Irak y Siria comenzó a desmoronarse. En 2019, en la aldea siria de Bahouz, Daesh encontró su derrota militar total en manos de las SDF.
Las razones de Turquía
Para Mihemed, hay varias razones por las cuales el Estado turco lanzó estos nuevos ataques. La justificación que encontró el presidente Erdogan fue el atentado del 13 de noviembre en el centro de Estambul, en el cual murieron seis personas y 81 resultaron heridas. Aunque hasta ahora no hay claridad de quién fue el responsable de ese hecho, el gobierno turco se apresuró a acusar al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y a las YPG/YPJ, algo que estas organizaciones rechazaron de forma tajante.
“Los ataques que el Estado turco ha realizado en el norte y el este de Siria fueron ininterrumpidos desde el inicio de la revolución –asegura la portavoz de las YPJ-. El Estado turco ha utilizado bandas de mercenarios para ocupar la región. Sin duda, esto comenzó con ataques amplios en distintos lugares, porque estamos ante una guerra abierta, para cometer un genocidio en esta región y en Siria. La razón de estos ataques es profundizar los problemas económicos y dificultar la vida, porque el tiempo de las elecciones (en 2023 en Turquía) se acerca, y para continuar la dominación fascista sobre las y los trabajadores. Estos son los motivos principales por los que se realizan estos ataques”.
Mihemed además explica que “otra razón es acabar con el proyecto de nación democrática que existe en el norte y el este de Siria, sobre el que se ha construido la Administración Autónoma”. Esta entidad, denominada Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria (AANES), se conformó para institucionalizar la revolución. En la actualidad, controla más del 30 por ciento del territorio sirio. En la AANES convergen todos los pueblos de la región, no sólo los kurdos.
“Para todos sus habitantes, sean kurdos, árabes, asirios, armenios, circasianos, turcomanos o cualquier otro, hoy vemos que el norte y el este de Siria es un modelo nuevo de solidaridad y unión de los pueblos, de todos los pueblos viviendo conjuntamente –indica la portavoz-. Este modelo democrático que se ha desarrollado es visto como una amenaza para Erdogan y su fascismo. Cada persona que lucha por la democracia y la libertad es considerada como peligrosa, como terrorista. Por eso, nosotras queremos que el pueblo kurdo trabaje duro para garantizar su existencia, su cultura y el estatus obtenido en el norte y el este de Siria. Queremos que todas las naciones vivan juntas, democráticamente, y que haya seguridad para todas las regiones”.
El plan otomano
Desde hace varios años, la AANES denuncia que el plan final de Turquía es reconstruir el poderío territorial del Imperio Otomano. Para eso, Ankara sostiene operaciones militares no sólo en Siria. En la actualidad, la aviación turca bombardea continuamente Bashur (Kurdistán iraquí), en muchos casos con armas químicas. También respalda a Azerbaiyán en su escalada bélica contra Armenia, y despliega fuerzas mercenarias en países como Libia.
“El plan principal del Estado turco fascista es apropiarse y ocupar todas las regiones, llevar a cabo un genocidio y realizar un cambio demográfico para destruir el pueblo y la cultura popular junto con el proyecto de la nación democrática, que hoy es un modelo para todos los pueblos del mundo”, remarca Mihemed al referirse a la situación en Rojava.
Otra denuncia que reiteran desde la AANES es que el Estado turco es el principal promotor del Daesh, organización que por estos días cuenta con, al menos, diez mil integrantes. En el norte de Siria, en los campos de refugiados de Al Hol y Al Roj hay un total de setenta mil personas, en su mayoría miembros de ISIS y sus familias. A esos lugares, que son bombas de tiempo a punto de explotar, apunta Turquía con el objetivo de liberar la mayor cantidad de personas.
“Vemos una y otra vez que el Estado turco y Erdogan no aceptaron la derrota del Estado Islámico en la resistencia de la ciudad de Kobane –explica la integrante de las YPJ-. Con la derrota que vivió el ISIS, el plan general de Erdogan se vino abajo. Para Turquía y para Erdogan fue un agravio, y para vengarse usa a bandas de mercenarios para debilitar la estabilidad y seguridad de las diferentes regiones”.
Mihemed detalla que “al principio, los ataques fueron en las ciudades de Kobane, Manbij y Tel Rifat, pero no solo se restringen a las áreas fronterizas, sino que se llevan a cabo en todas las regiones, que sufren los desastres producidos por estos ataques. Los ataques que empezaron el 19 de noviembre con aviones de guerra fueron contra las estaciones regionales de petróleo y gas, hospitales, escuelas y demás infraestructura, que cubren las necesidades de la vida del pueblo para que la vida continúe”.
La portavoz de las YPJ advierte que los bombardeos turcos se realizaron en “los alrededores de las prisiones del Estado Islámico y contra las fuerzas de vigilancia del peligroso campamento de Al Hol, donde residen familias del Daesh. Hasta ahora, hubo seis mártires entre las fuerzas de seguridad que defienden a la humanidad de estos peligros. Todos estos ataques visibilizan la estrecha relación entre el Estado turco y el Daesh. El peligro de la reconstrucción del Estado Islámico no solo afecta a la región, sino a la humanidad. Hemos visto cómo el Estado Islámico ocupó territorios y realizó matanzas imponiendo su mentalidad”.
Las ocupaciones
El Estado turco ocupa de forma ilegal el cantón kurdo de Afrin, desde 2018, y desde 2019 la franja fronteriza que va desde la ciudad de Tel Abyad hasta Serêkaniyê. Además, tiene un control férreo sobre una porción importante de la provincia siria de Idlib. En todos esos lugares, Turquía respalda a grupos armados radicales, que basan sus acciones en el saqueo, los asesinatos y secuestros de civiles, y en la implementación de políticas represivas, situaciones que ya fueron denunciadas por la propia Naciones Unidas. En el caso de Afrin, Turquía dio un paso más: inició de forma acelerada la “turquificación” de la población originaria, con la instalación de escuelas, una administración conformada por grupos terroristas y la explotación de los recursos naturales. Para eso, los bombardeos turcos desplazaron a la fuerza a 300 mil habitantes, que ahora sobreviven en el norte de la provincia de Alepo.
Turquía “quiere aprovecharse de nuevo de esta situación que vive la región, y de la situación mundial, con la guerra que acontece en Ucrania, para así silenciar los ataques en la región, dividir la tierra de Siria y tener influencia sobre todas las regiones árabes”, señala Mihemed.
“Cada persona, cada pueblo que lucha por la libertad, la democracia y la igualdad, ve a Erdogan como un peligro, en especial para el proyecto de nación democrática que existe hoy en día en el norte y el este de Siria –sostiene la portavoz de las YPJ-. La unidad del pueblo de las regiones de esta tierra sagrada, y los logros que ha conseguido esta revolución, se lleva a cabo con la sangre de miles de mártires y heridos de guerra. Erdogan ve esta lucha, esta vida compartida, como un peligro para sí mismo. Por eso, para vengarse de ello, ataca una y otra vez a los pueblos de estas regiones, para vaciarlas”.
Mihemed apunta como uno de los principales peligros el silencio de las principales potencias mundiales. En el norte y el este de Siria hay presencia militar de Rusia, Estados Unidos e Irán. Moscú y Washington comparten el control aéreo de toda la región. Por eso, desde la AANES apuntan en su contra –pese al diálogo que sostienen con ambos países- por permitir que Turquía bombardee de forma indiscriminada.
“Hoy existe un silencio por parte de las fuerzas internacionales contra los ataques que realiza Erdogan. Es verdad que se difundieron comunicados para que no se produjeran ataques en el norte y el este de Siria. Pero estos comunicados no tuvieron fuerza para frenar los ataques. Turquía también se aprovecha de la guerra entre Rusia y Ucrania, y de la crisis económica que vive Europa”, enumera Mihemed.
Para la integrante de las YPJ, “el silencio acordado por las fuerzas internacionales permite que la lucha que juntas labramos contra Estado Islámico, se encuentre ante una situación peligrosa. Porque hoy, el Estado turco realiza ataques sobre la región y quiere revivir al Estado Islámico. Este peligro al que se enfrenta la humanidad se va renovando con estos ataques. Si Estados Unidos quiere que se detengan los ataques, que se frene el genocidio que lleva a cabo el Estado turco, es necesario que haya un acuerdo y decisiones en el nivel más alto. Se necesita que la Coalición Internacional (contra el Daesh) y el Congreso de los Estados Unidos tomen decisiones”.
Contra la revolución de las mujeres
La principal característica de la Revolución de Rojava es que es impulsada por las mujeres. Dentro del Movimiento de Liberación de Kurdistán, el paradigma de mujeres libres, sintetizado en el concepto “Jin, Jiyan, Azadi” (Mujer, Vida, Libertad), es la piedra angular para el cambio social y político. Y en Rojava, la autonomía y el proceso revolucionario se basan en ese concepto.
Mihemed estima que los ataques turcos “tienen como objetivo alejar a las mujeres de la lucha por los derechos y la libertad. Por eso, ahora nuestras amigas y jóvenes deben reforzar y activar las acciones, trabajar para ampliar el efecto de la revolución de las mujeres y de los pueblos, y defender sus valores. Nosotras también, como SDF y como YPJ, hemos hecho una promesa de corazón, con fe, para defender a nuestro pueblo y nuestra tierra. Nosotras lucharemos y resistiremos”.
“Juntas somos responsables de la revolución, de los logros surgidos de la revolución de las mujeres, de las mártires que han dado su sangre por la humanidad y de defender a la humanidad –resume-. Nosotras también lucharemos y resistiremos por una vida libre, democrática y segura, por la vida de nuestro pueblo”.
La portavoz de las YPJ además destaca que “para detener los ataques del Estado turco y Erdogan, todos los pueblos de Oriente Medio, todos los pueblos del mundo y los amigos de nuestro pueblo, están encabezados por mujeres que gritan ‘Jin, Jiyan, Azadi’. Con este paradigma se manifiestan por una vida libre y digna, basada en la democracia. Cada mujer y cada pueblo luchan por su libertad y defiende la Revolución de Rojava y la revolución de las mujeres. Es un apoyo histórico”.
Desde el comienzo del proceso revolucionario en Rojava, “nosotras luchamos por el camino hacia una solución que toma como centro una Siria democrática –reflexiona Mihemed-. Luchamos contra los ataques que el Estado turco fascista en toda la tierra siria. El gobierno de Siria está defendiendo sus regiones fronterizas, todos sus pueblos y habitantes. Quizás, hasta ahora, su posición no ha sido firme, hay algunos acuerdos pero son débiles, no son suficientes para enfrentar los ataques. También nosotras queremos parar conjuntamente estos ataques, defender la tierra siria. Por eso nuestro diálogo continúa, porque es mejor defendernos juntos. Es verdad que hasta ahora no ha habido un acuerdo firme (con Damasco), pero se llevan a cabo insistentes intentos de defender en conjunto el territorio sirio”.
Según Mihemed, para los pueblos del norte y el este de Siria la resistencia contra el Daesh y el Estado turco es “sagrada” y es parte de una “guerra popular revolucionaria” contra los actuales ataques e intentos de ocupación. “La resistencia y la unidad popular, junto con la sangre de los mártires, ha puesto límites a los objetivos del Estado turco –sentencia la integrante de las YPJ-. Se ha construido una resistencia sagrada, una resistencia histórica. Hoy también hay un acuerdo fuerte y decidido de sacrificio para detener los ataques. Pese a las dificultades, los ánimos siguen altos”.
Por último, Mihemed sintetiza: “Los ataques quieren dejarnos sin ánimos, sin unión popular, y arrancarnos los logros de la revolución. Pero los pueblos del norte y el este de Siria han prometido resistir hasta el final, defendernos a nosotras y nuestra tierra, y así aumentar nuestra resistencia y lucha”.
Fuente: Por Leandro Albani para Tiempo Argentino