Construyendo el sistema educativo en Afrin - Parte II

Antes de la invasión de Afrin habían 50.000 estudiantes que participaban de un nuevo modelo de educación bajo los principios de libertad, igualdad y respeto. Hoy, tras la ocupación turca, el sistema educativo creado resiste en Shehba.

La educación kurda en la región de Afrin comenzó a ser garantizada como un derecho tras la primera fase de la revolución en 2011.

Hasta ese la educación en kurdo fue suministrada por la juventud en las casas y aldeas de forma clandestina, ahora 7 años más tarde, existe un sistema educativo que engloba la región desde las etapas primarias hasta los estudios superiores en la Universidad de Rojava.

Desde el 2011 hasta el 2018, se han dado importantes pasos para desarrollar el proceso educativo en Afrin. Antes de la invasión de  Afrin había 50.000 estudiantes.

Hemos hablado con distintas miembros del sistema educativo para que nos explicarán como se estuvieron organizando clases de lengua kurda en las casas de forma clandestina y como se constituyó el sistema educativo kurdo a día de hoy.

“Estábamos avergonzados de nuestra identidad kurda”

Rêgaz Hemo, un estudiante de instituto que asistió a las escuelas baazistas hasta el 6º curso y luego continuó en el sistema educativo kurdo ha hablado de las diferencias entre uno y otro sistema:

“Durante los años del régimen, los colegios seguían un sistema muy estricto. En particular, nos golpeaban e insultaban para acabar con nuestra voluntad. Se nos prohibía hablar en kurdo, pero éramos niños y hablábamos en kurdo en nuestras casas. No sabía lo que significaba una prohibición de usar la lengua propia. Por ello hablaba en kurdo con mis amigos en el recreo. Luego había quejas a mis profesores. Era humillante cuando el profesor me golpeaba e insultaba y nos avergonzaban por nuestra identidad kurda.

Con la revolución cambiaron las cosas.

La lengua kurda entró en las escuelas. Comenzamos una nueva etapa como estudiantes kurdos. Tuve algunos problemas al principio ya que pasar de una lengua a otra es un reto. Pero el hecho de que estuviésemos estudiando en kurdo, nos ayudó a superar estas dificultades. Como niños kurdos, ser parte de ese proceso nos generó un enorme entusiasmo. No queríamos irnos de la escuela. Pedíamos más y más.

La forma de proceder de los profesores hacia nosotros era muy diferente. Nos trataban como amigos, como lo haría una madre. Cuando teníamos un problema, lo podíamos compartir cómodamente con nuestros profesores. Podíamos dar nuestra opinión con libertad. Lo que cambió no fue solo que ahora aprendíamos en lengua kurda. El método, la forma de pensar, todo ha cambiado.

Los estilos dogmáticos fueron abandonados. Cuando pasamos a la educación secundaria, comenzamos a ver nuevas y diferentes cuestiones. Ninguno de los cursos que estamos haciendo ahora, se daban durante el régimen. Como mujer joven, estamos dando clases de jineolojy. Esto tuvo un impacto evidente. Nos ayudó a entender mejor nuestras responsabilidades. Comenzamos a aprender sobre la historia y geografía de Kurdistán. En un sistema nuestro, el entusiasmo fue enorme, poder conocer nuestra historia y conocernos a nosotros mismos. Con este sistema, nuestro amor por nuestra lengua incrementó. La igualdad fue asegurada en las escuelas.

“El estado turco atacó nuestro modelo”

El estado turco quería romper nuestra nueva determinación y fortaleza, que habíamos creado en el proceso y lanzaron una invasión contra Afrin. Querían eliminar el modelo que era un ejemplo para la humanidad y que  había sido creado en Afrin. Por ello, los ataques contra Afrin fueron inhumanos y bárbaros. Atacaron nuestros colegios, y los asaltaron.

“Nos resistimos y mantuvimos abierto la escuela”

El primer mes tras irnos de Afrin fue duro. Una vez más tuvimos la experiencia de tener que abandonar nuestra escuela y nuestros libros. Cuando veía uno de los libros algo dentro de mí se rompía.

Tras ese primer mes, nos reagrupamos y reabrimos nuestras escuelas. A pesar de tener que hacerlo en tiendas de campañas y casas que habían sido destruidas o incluso si el colegio en el que estábamos estudiando ahora se había sido una prisión infantil en época del régimen, pudimos convertir esa prisión o centro de tortura en un centro educativo.

Mantuvimos nuestras escuelas en marcha con gran resistencia. Claro que había muchas dificultades, no teníamos libros, los lugares estaban en ruinas, pero nuestra determinación y espíritu, que habíamos creado, dio lugar a una enorme resiliencia.

Queríamos que el mundo supiera que el pueblo de Afrin defiende su propia lengua y cultura. Estos colegios están abiertos hoy y continúan mostrando que el estado turco no ha podido  cumplir su objetivo”.

“No podía aceptar ese sistema”

Siyabend Feqi estudió en el régimen sirio durante cinco años y participó en la enseñanza de la lengua kurda en las casas de forma clandestina. Por ello el régimen presionaba a su familia. Ahora es uno de los miles de estudiante de Afrin que estudian en Shehba. Feqi ha contado su experiencia durante estos años:

“Siempre se nos imponía que nos comportáramos de acuerdo a su sistema. Pero no lo podíamos aceptar. Yo formaba parte de un grupo de cultura popular en esa época. Junto con mis amigos, celebrábamos bodas y otros eventos tradicionales. Mi profesor se enteró de ello. Me llamó y me dio una paliza, dijo que nunca más volvería a tocar un instrumento. Fue muy duro para mí.

“Comenzamos a estudiar kurdo en las casas”

Con la revolución, comenzó la educación en kurdo en Afrin. Antes lo teníamos que hacer en secreto en las casas. Íbamos a las casas de los vecinos para aprender nuestra lengua. Pero la presión del régimen era dura y a veces demasiado. Nos arrestaron a mí y a mi padre cuando se enteraron de que había aprendido kurdo. Sin embargo,  no me rendí. Seguí estudiando y aprendiendo.  Resistí ante las dificultades y conseguí superarlas. Solo había un profesor en nuestra aldea. Nos enseñaba cosas de un gran valor. Gracias a él, hemos aprendido nuestra lengua materna y pudimos conocer nuestra cultura y a nosotros mismos. Más tarde, con la revolución, se abrieron escuelas kurdas. Ahora tenemos nuestras propias escuelas en la provincia, y hemos empezado a aprender nuestra historia y geografía. Cuando llegamos al 9º curso, fui consciente nuestra fuerza y determinación.

“Hasta los ataque turcos”

Nos tuvimos que ir a la zona de Shehba cuando el estado turco ocupó Afrin con todo tipo de armamento pesado. Ahora continuamos nuestra resistencia en Shehba. Continuamos nuestra educación aquí. Ni el estado turco ni el régimen pueden impedir que estudiemos en nuestras propias escuelas”.

“Hemos aprendido sobre nuestra identidad kurda”

Cemile Mihemmed, una estudiante de instituto afirma que han aprendido sobre la identidad kurda y sobre la existencia de los kurdos gracias a la revolución. Sus experiencias en la época del régimen son similares a las de sus compañeros:

“Claro que, tras haber estudiado en una lengua, cambiar a otra plantea dificultades. Nunca he visto esas dificultades como un obstáculo. Porque era mi propio idioma. Ahora los estudiantes de 6º curso aprenden muchas asignaturas. Tras el principio de la educación secundaria el número de asignaturas incrementó. Empezamos a aprender sobre nuestra propia historia y geografía. Aprendimos la realidad de Kurdistán y que somos kurdos y se nos enseñó con un modelo diferente.

“La importancia de otras lenguas”

Cuando la educación en kurdo comenzó, las otras lenguas no fueron eliminadas. Árabe, francés e inglés también forman parte de las asignaturas. Cambiamos de un modelo con violencia física, insultos y humillaciones a un sistema completamente diferente.  En este nuevo sistema, la cuestión más importante era la igualdad. Nuestros profesores eran buenos con nosotros y todos éramos iguales.

Cuando nos fuimos de vacaciones en enero, el estado turco atacó Afrin. Atacaron nuestras escuelas.

35 de nuestros amigos cayeron mártires en los ataques del estado turco. Tuvimos que salir de Afrin. Nadie pensó que podríamos juntarnos y reorganizarnos de nuevo en Shehba. A pesar de ello, tanto nuestras comunas como nuestros consejos se organizaron por si mismos y abrieron las escuelas.

La escuela en la que estudiamos ahora era una prisión en la que encerraban a los menores durante el período baazista. Lo hemos convertido en un espacio de aprendizaje y luz.

Hemos convertido unas cámaras de tortura en lugares de sabiduría y luz.

Ahora estamos en el instituto. Aprendemos cosas importantes. El estado turco pensó que podría imponernos su mentalidad en Afrin y vencernos. Pero se equivocaban. Derrotaremos a esta mentalidad abusadora y esclavista”.

Puedes leer la primera parte de este reportaje en el siguiente enlace: