Según el Centro de Documentación de Violaciones, las fuerzas de ocupación del Estado turco y sus mercenarios afiliados secuestraron a 28 personas en la región de Afrin en el mes de julio.
Según informes, los ocupantes exigieron un rescate a cambio de la liberación de las personas secuestradas, cuyos nombres figuran a continuación:
Reşîd Semîr (24), Xelîl Hac Ehmed (47), Mihemed Mecîd (34), Şemsedîn Silêman Mihemed (66), Menan Miho Nesan (40), Cuma El Mûsa (60), Zeyneb Şêxo Mistefa (85) y oğlu Mihemed Mistefa ile Ehmed Mistefa (14), Mihemed Elî Xelfan (43), Menan Seydo (57), Fehmî Ebdo Seydo (35), Elî Ebdurehman Mistefa (49), Selah Reşîd Korbelo (20), Mihemed Xelîl Hec Qenber (24), Mihemed Hesen Seydo (40), Ciwan Hemîd Horo (42), Mihemed Seîd Omer (43), Ehmed Xelîl El Celel, Mihemed Îzet Koçer y Hesen Îsa Xelef (55).
El informe también indicó que los mercenarios de Ahrar al-Sharqiya allanaron muchas casas en Afrin el 2 de julio y secuestraron a siete ciudadanos.
Afrin está ocupada desde 2018
El cantón de Afrin era el más occidental de Rojava y del norte y este de Siria, donde vivían 200.000 personas de etnia kurda. Aunque la población era mayoritariamente kurda, allí vivían diversos grupos religiosos, entre ellos yazidíes, alauitas y cristianos, además de musulmanes sunitas.
El 20 de enero de 2018, Turquía lanzó ataques aéreos contra 100 localidades de Afrin, como inicio de una invasión que denominaron "Operación Rama de Olivo".
La Fuerza Aérea Turca bombardeó indiscriminadamente a civiles y posiciones de las YPG/YPJ, mientras que facciones y milicias organizadas bajo el paraguas del Ejército Nacional respaldado por Turquía llevaron a cabo un asalto terrestre.
El 15 de marzo, las milicias apoyadas por Turquía habían rodeado la ciudad de Afrin y la habían sometido a bombardeos de artillería. Un ataque aéreo turco alcanzó el único hospital en funcionamiento de la ciudad y mató a 16 civiles.
Los civiles huyeron y las SDF se retiraron, y el 18 de marzo Turquía ocupó de facto Afrin. Entre 400 y 500 civiles murieron en la invasión, en su gran mayoría como resultado de los bombardeos turcos. Otros civiles fueron ejecutados sumariamente en el terreno.
Antes de la invasión turca, Afrin había sido una de las zonas más pacíficas y seguras de Siria, y prácticamente nunca había entrado en combate durante la guerra civil, salvo en ocasiones en que se producían escaramuzas entre las YPG/YPJ y las fuerzas yihadistas en sus fronteras. Como resultado, Afrin ofrecía un refugio pacífico a más de 300.000 desplazados internos procedentes de otras partes de Siria.