Nils Andersson: “Öcalan está escribiendo la historia”
El teórico y escritor Nils Andersson afirma que Abdullah Öcalan está escribiendo y configurando activamente la historia del pueblo kurdo.
El teórico y escritor Nils Andersson afirma que Abdullah Öcalan está escribiendo y configurando activamente la historia del pueblo kurdo.
El histórico llamamiento a la paz y una sociedad democrática de Abdullah Öcalan, anunciado por la Delegación Imrali el 27 de febrero, sigue suscitando reacciones no sólo en Turquía y el Kurdistán, sino también a escala internacional.
¿Qué significado tiene el histórico llamamiento del Sr. Öcalan? ¿Cuáles fueron las condiciones que propiciaron la aparición del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), y por qué el PKK está experimentando ahora una transformación? ¿Qué postura adopta Öcalan ante la configuración de un nuevo orden mundial? ¿Significa este llamamiento un abandono de su paradigma, o es una continuación del mismo? ¿Qué responsabilidades tiene el Estado turco para garantizar el éxito de este proceso?
ANF debatió todas estas cuestiones con Nils Andersson, uno de los principales pensadores franceses, teórico, editor y escritor, que sigue de cerca al Sr. Öcalan desde hace muchos años.
He aquí la primera parte de esta entrevista:
En el marco de los debates en curso sobre la resolución democrática de la cuestión kurda en Turquía, el líder popular kurdo Abdullah Öcalan emitió el 27 de febrero una declaración histórica titulada “Paz y sociedad democrática”. En esta declaración, pedía al PKK que apoyara el cambio y la transformación. ¿Cómo interpreta el llamamiento de Öcalan? ¿En qué condiciones históricas surgió el PKK y por qué se propone hoy una transformación?
Lo que más me llama la atención de la declaración de Öcalan es lo profundamente entrelazado que está este llamamiento dentro de un contexto histórico. Está estrechamente relacionado tanto con la larga historia de la región como con la del pueblo kurdo. Además, está en consonancia con los temas a los que se hace referencia con frecuencia en los escritos de Öcalan. No podemos pasar por alto la trayectoria histórica de Mesopotamia, la expansión de la influencia rusa o cómo las civilizaciones de esta región dieron forma posteriormente a la civilización grecorromana. Estos elementos siguen incrustados en los fundamentos ideológicos y la postura política de Öcalan. A modo de breve recordatorio, el pensamiento de Öcalan hunde sus raíces en las distintas fases históricas de los siglos XX y XXI.
El PKK, fundado por Öcalan, surgió en 1978 durante lo que se conocía como la “zona de tormenta”, una época de descolonización. En ese momento, el PKK se integró lógicamente en el panorama más amplio de las luchas armadas libradas por los pueblos que buscaban liberarse del dominio colonial o de regímenes opresivos. En otras palabras, la aparición del PKK estuvo totalmente en sincronía con el flujo histórico de ese periodo.
Sin embargo, en los años siguientes, esta época turbulenta fue testigo de la supresión de muchos movimientos de liberación debido a las crecientes presiones internacionales y al deterioro de estas luchas por la corrupción neocolonial en muchos países. Además, la década de 1990 trajo consigo el colapso y la disolución de la Unión Soviética. En su declaración, Öcalan se refiere específicamente al declive del socialismo en la década de 1990 como un acontecimiento significativo. Esto creó efectivamente una nueva realidad: el PKK ya no existe en la “zona de tormenta” en la que se fundó originalmente. En su lugar, ahora se enfrenta a un mundo mucho menos propicio para su lucha, que presenta una serie de retos totalmente diferentes.
Öcalan nunca ha sido un mero sujeto de la historia, sino que la ha moldeado activamente. Está escribiendo y forjando la historia del pueblo kurdo. Lo que estamos presenciando hoy es exactamente eso.
Esto también explica, de manera lógica, el llamamiento a un alto el fuego —similar al de 2013— y la búsqueda de nuevas vías para los pueblos dentro de Turquía. En mi opinión, ya sea durante la fundación del PKK, la búsqueda de una resolución en 2013 o en la actualidad, Öcalan nunca ha sido un mero sujeto de la historia, sino que la ha moldeado activamente. Está escribiendo y forjando la historia del pueblo kurdo. Lo que estamos presenciando hoy es exactamente eso.
Entonces, ¿cuáles serán las consecuencias de la decisión de Öcalan? Aquí surgen muchas preguntas, dada la extrema inestabilidad y volatilidad del actual panorama mundial e internacional. Está la cuestión del Estado turco, los problemas creados por Erdoğan, así como los actuales acontecimientos e incertidumbres en la región, particularmente en Siria.
Todo Oriente Próximo permanece en un estado de profunda inestabilidad tras las guerras imperialistas libradas en Irak y Libia. En esta coyuntura, deben plantearse preguntas cruciales: ¿Cómo puede progresar la democracia en un entorno así? ¿Pueden los pueblos de la región, que han coexistido e interactuado a lo largo de la historia, construir ahora un futuro democrático compartido? También Öcalan busca respuestas a estas preguntas y se esfuerza por sentar las bases de un nuevo camino.
¿Cree que el llamamiento histórico de Öcalan es una continuación de las ideas que ha defendido hasta ahora?
Sí. Este llamamiento está totalmente en consonancia con la posición ideológica de Öcalan. Por supuesto, su postura ideológica evoluciona dentro del proceso histórico del pensamiento y se adapta a las circunstancias cambiantes y al desarrollo de los acontecimientos. Como he mencionado antes, las “zonas de tormenta”, la era colonial, la transformación del mundo tras el colapso de la Unión Soviética, y ahora los cambios sísmicos causados por las decisiones tomadas por Trump y Estados Unidos están contribuyendo a la formación de un mundo completamente nuevo, no solo en Oriente Próximo, sino a nivel global.
Fundamentalmente, creo que la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética marcaron un importante punto de inflexión. Sin embargo, lo que estamos viviendo hoy es un cambio aún mayor. Por primera vez en la historia moderna, en los últimos cinco siglos, el Sur Global, compuesto por pueblos anteriormente colonizados y oprimidos, ocupa ahora una posición más favorable que nunca en el equilibrio de poder mundial. En mi opinión, esto representa una transformación aún más significativa que la disolución de la Unión Soviética y el declive del comunismo. Porque, por primera vez, significa la aparición de una dinámica de poder en la que Occidente ya no es la única potencia hegemónica.
Esta realidad crea nuevas condiciones para todas las naciones y todos los pueblos. Y creo que Öcalan, en el marco de su ideología y su visión, está analizando y buscando activamente soluciones a los retos que plantea este orden mundial en evolución.
Usted ha seguido de cerca el paradigma de Öcalan y ha trabajado en él, especialmente en su teoría del confederalismo democrático. Teniendo en cuenta su último llamamiento, ¿podemos decir que Öcalan sigue defendiendo este paradigma?
Sí. Al fin y al cabo, democracia significa el poder del pueblo. Lo que Öcalan y todos nosotros y nosotras buscamos hoy es democracia, una sociedad verdaderamente democrática. Hay muchas formas de democracia, aunque no todas son genuinamente democráticas. Sin embargo, democracia significa, en última instancia, dar poder al pueblo. En mi opinión, esto es precisamente lo que está ocurriendo en Rojava. El mismo enfoque es también aplicable al pueblo kurdo de Turquía, y está en el núcleo de la visión de Öcalan. Por encima de todo, su objetivo es ampliar la democracia para el pueblo kurdo en Turquía, al igual que se ha construido en Rojava, al tiempo que se hace posible la coexistencia con otros pueblos. Porque la democracia no se refiere sólo a cuestiones internas, sino también a las relaciones con los demás. Creo que Öcalan se esfuerza por construir este camino, aunque sin duda será un proceso complejo y largo.
Así interpreto yo el llamamiento de Öcalan. Nos encontramos en un momento histórico en el que las voces de los pueblos deben alzarse una vez más. Ya sea la voz de Trump en Estados Unidos o la de Erdoğan en Turquía, cuanto más altas y despiadadas se vuelven las voces imperialistas, más fuerte debe oírse la voz del pueblo, la democracia y el poder del pueblo.
Veo y entiendo el llamamiento de Öcalan dentro de este marco. Es un camino tan difícil como el modelo social que prevé para Rojava. Las relaciones humanas, por naturaleza, son complejas y requieren una comprensión constante. Al igual que las revoluciones las hacen las personas, las contrarrevoluciones también las impulsan las personas. Y creo que esto es algo profundamente arraigado en el pensamiento de Öcalan, un concepto que refleja en su llamamiento y que sigue desarrollando.
¿Quién es Nils Andersson?
Frédy-Nils Andersson, conocido comúnmente como Nils Andersson, es un teórico, editor y escritor suizo-francés de origen sueco de 91 años. Es ampliamente conocido por su postura anticolonialista y su defensa de la paz. En 1966, fue expulsado de Suiza debido a sus publicaciones de apoyo a la lucha por la independencia de Argelia y a los combatientes vietnamitas, así como a sus obras que incluían las ideas de Mao Zedong. Tras su expulsión, Andersson se instaló en Francia, donde continuó su labor académica y política. Autor de numerosos libros, ha seguido siendo una importante figura intelectual y política, sobre todo por su firme posición anticolonialista y su inquebrantable apoyo a los movimientos de liberación de todo el mundo. Nils Andersson también ha estudiado y escrito mucho sobre las ideas de Abdullah Öcalan. Colaboró en la edición francesa del Manifiesto de la civilización democrática de Öcalan, escribiendo el prefacio para la publicación.
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