Uçar: “El Estado debe tomar medidas para generar confianza”

La co-presidenta del DBP, Çiğdem Kılıçgün Uçar, pide al Estado turco que actúe con responsabilidad y tome medidas inmediatas para generar confianza tras el llamamiento de Abdullah Öcalan.

PROCESO DE PAZ

La co-presidenta del Partido de las Regiones Democráticas (DBP), Çiğdem Kılıçgün Uçar, afirma que el aislamiento es un crimen contra la humanidad que envenena a la sociedad en su conjunto y añade que el “derecho a la esperanza” no es sólo un derecho humanitario sino también uno garantizado por las convenciones internacionales. Ella dijo: “Este derecho universal debe ser reconocido e implementado inmediatamente, sin estar sujeto a negociaciones ni chantajes”.

En declaraciones a ANF, Çiğdem Kılıçgün Uçar afirmó que la cuestión kurda ha superado las fronteras de Oriente Próximo y se ha convertido en un problema global. Subrayó que el “Llamamiento a la paz y a una sociedad democrática” del líder del pueblo kurdo Abdullah Öcalan —una iniciativa para trasladar la cuestión kurda de un contexto de conflicto y violencia a uno de resolución política y jurídica— no es sólo una propuesta para abordar la cuestión kurda, sino también un camino prometedor para poner fin y resolver los conflictos más amplios en Oriente Próximo. Uçar señaló que este llamamiento ha hecho que las posiciones de los Estados y los grupos —aquellos impulsados puramente por el poder y el interés, sin tener en cuenta ningún valor democrático, político o humanitario— sean altamente cuestionables. Subrayó que se trata de uno de los pasos más significativos hacia la construcción de una base nueva y democrática.

El Estado y quienes ostentan el poder, que ahora reconocen ser la fuente del problema, deben declarar cómo superarán la mentalidad y las prácticas que lo han causado, y deben presentar una hoja de ruta clara.

Çiğdem Kılıçgün Uçar afirmó que las fuerzas democráticas y el pueblo kurdo han desempeñado un papel destacado en la democratización y que son los garantes de una sociedad democrática y de la coexistencia pacífica. Continuó: “Durante un siglo, se han resistido a la negación y la asimilación. Son plenamente conscientes de que el segundo siglo no puede continuar con estas mismas políticas, y que las condiciones han cambiado. Operan mediante un modelo organizativo basado en el concepto de nación democrática y lo proponen a todo el pueblo. Lo ven como la salida del caos actual. El Movimiento de Liberación Kurda, con todos sus componentes, ha declarado su pleno apoyo a este llamamiento y su disposición a participar. En este marco, se esperan medidas concretas que fomenten la confianza. Es natural que las intenciones y las medidas prácticas coincidan. El Estado y quienes ostentan el poder, que ahora reconocen ser la fuente del problema, deben declarar cómo superarán la mentalidad y las prácticas que lo han causado, y deben presentar una hoja de ruta clara. Se deben tomar medidas legales y políticas concretas, y la gente debe participar activamente en este esfuerzo. De lo contrario, en un clima de falta de confianza, no será posible avanzar y nadie creerá en el proceso. Se desperdiciará una oportunidad histórica. Hay que asumir la responsabilidad. Se necesita una postura que aliente y fortalezca tanto los pasos ya dados como los que están por venir”.

No puede haber negociación sobre los derechos humanos y legales.

Uçar subrayó que ningún derecho garantizado por los marcos jurídicos humanitarios y universales puede jamás ser objeto de negociación, añadiendo que hacerlo es una vergüenza para la humanidad misma. Ella declaró: “El aislamiento es un crimen contra la humanidad y envenena a la sociedad en su conjunto. El 'derecho a la esperanza' no es solo un derecho humanitario, sino también universal, garantizado por convenciones internacionales. No se puede violar arbitrariamente este derecho bajo el pretexto de ser un país 'soberano'. De hecho, el Consejo de Europa (CdE) ya le ha dado a Turquía un plazo para introducir regulaciones legales en esta materia. Es por eso que este derecho universal debe ser reconocido e implementado sin que se convierta en una cuestión de negociación o chantaje. No hay nada más dañino que convertir tal derecho en una herramienta de negociación. Si eso sucede, quedará claro que no se ha entendido nada de este proceso y que no hay una intención genuina detrás de él. Gran parte de la sociedad ya es consciente de esto. Lo que se necesita es la implementación inmediata del 'derecho a la esperanza' y la liberación física del Sr. Öcalan. Si esto sucede, todo procederá con mayor transparencia y ante los ojos de la sociedad; permitirá la participación pública y la rápida resolución de problemas de larga data. Antes de que el ambiente social se vuelva aún más tóxico, se deben tomar medidas rápidas y concretas”.

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