Desde la fundación de Turquía, el país ha estado gobernado bajo un paradigma monista que sólo permite una identidad turco-suní. Esta forma de gobierno se aplicó durante la época otomana mediante el genocidio de los armenios, el asesinato y la expulsión de la población griega y, por último, mediante una política masiva antikurda de exterminio y asimilación desde la fundación de la república. Las prohibiciones lingüísticas, la negación de la educación en la lengua materna -es decir, el borrado cultural- son el reverso de masacres sistemáticas como las de Zîlan, Dersim y Roboski. En los últimos años, la política lingüística turca no ha dejado de endurecerse y ha llevado a la exclusión de los kurdohablantes de muchos ámbitos, incluida la sanidad.
En una entrevista con ANF, la co-presidenta de la oficina de educación del sindicato Eğitim-Sen en Amed (Diyarbakır) describió la evolución actual y sus consecuencias.
Saliha Zorlu, refiriéndose a la historia de la política de asimilación, dijo: "Con la aplicación integral de la política de negación y asimilación, la cuestión kurda alcanzó un nivel en el que ya no es sólo un problema dentro de Turquía, sino que se ha convertido en un problema que afecta a todo el mundo en diversas partes de Oriente Próximo. En particular, después del golpe militar del 12 de septiembre de 1980, cuando se continuó con la política neoliberal y se aplicó una política de seguridad masiva, la producción en la región kurda, en el Kurdistán, quedó completamente paralizada, y se llevó a cabo una opresión masiva contra el pueblo kurdo. Y hoy, a pesar de toda esta represión, los kurdos exigen una solución democrática basada en el diálogo. Un diálogo en el que estén representados todos los segmentos, en el que se discutan todos los problemas, es esencial y un proceso que debe acelerarse."
Una política de destrucción sistemática de la identidad
Zorlu continuó: "Este es uno de los aspectos más decisivos y violentos de la política de guerra especial: la prohibición de la lengua nativa en todos los ámbitos, la negación de su uso en la función pública. Prescindir de la identidad, de la lengua, de la cultura significa prescindir por completo de la existencia de un pueblo. Se está llevando a cabo una política con el objetivo de disolver la identidad del pueblo. Aunque la lengua ya se utilice en algunos ámbitos, la verdadera legitimidad, por así decirlo, se consigue cuando la lengua se convierte en la lengua de la educación. La lengua materna debe incluirse en el plan de estudios como lengua de educación. No como asignatura optativa. Estamos hablando de una lengua hablada por casi siete millones de personas en el país. Se está intentando liquidar el kurdo, la más antigua de las lenguas indoeuropeas. Se intenta que un pueblo olvide su lengua. Algunos de sus dialectos en particular están en peligro de extinción, y el pueblo kurdo lucha por mantenerlos vivos".
El gobierno debe tomar las medidas necesarias
Zorlu añadió: "Para que los pueblos puedan vivir con sus propias lenguas e identidades, primero hay que resolver la cuestión kurda. Hay que crear las condiciones para la educación en la lengua materna". Para Eğitim-Sen, ésta es una línea indispensable de nuestro programa, nuestro estatuto y nuestra lucha. La educación, la sanidad y los servicios públicos en la lengua materna son derechos fundamentales de un pueblo. Hay que dar los pasos necesarios para resolver la cuestión kurda. Es necesario asegurar un diálogo productivo y duradero, allanar el camino para la educación en la lengua materna, conceder todos los derechos de identidad, eliminar los obstáculos a la producción, garantizar una política democrática y construir una vida pacífica. Las personas a las que hay que dirigirse para ello están claras. El gobierno debe dar los pasos necesarios".