Los agricultores kurdos de Bozova (Hewag), distrito de la provincia de Urfa (Riha), en el sureste de Turquía, se enfrentan a múltiples retos derivados de las políticas agrícolas del gobierno turco, lo que los deja en una situación precaria y muchos se plantean abandonar sus tierras, según revela un informe de la agencia de noticias Mezopotamya.
Estos retos surgen de una combinación de políticas agrícolas perjudiciales, una crisis económica cada vez más profunda y otros factores adversos.
La crisis económica se ha visto agravada por las recientes elecciones, que provocaron una importante devaluación del tipo de cambio. Como consecuencia, los agricultores han encontrado inmensas dificultades para vender sus productos. Además, la subida de los precios de insumos esenciales, como el combustible, los fertilizantes y las semillas ha agravado sus males. El cambio climático también ha influido, afectando negativamente a las tierras, que ahora se utilizan para fines no agrícolas. Como resultado, los agricultores se ven incapaces de mantener su producción.
En el barrio Kargılı (Cewsaq), de Bozova, algunos agricultores se mantienen firmes en su determinación de producir cultivos a pesar de estas adversidades. Sin embargo, sus esfuerzos parecen cada vez más inútiles, ya que el futuro de la agricultura pende de un hilo.
Uno de ellos es Vedat Yıldırım, de 30 años, que lleva la mitad de su vida cultivando en la zona. Yıldırım relató el deterioro de las condiciones en los últimos tiempos. La solidaridad entre los agricultores es insuficiente, lo que provoca un problema de cuotas que dificulta la producción efectiva. La consecuencia es un excedente de productos sin vender. Este año, Yıldırım emprendió el cultivo de 10 acres de sandía, incurriendo en importantes gastos. Pagó 140.000 liras turcas sólo por los plantones, 20.000 liras turcas por la mano de obra, 70.000 liras turcas por los fertilizantes, 5.000 liras turcas por el combustible y otras 15.000 liras turcas por los pesticidas (un total de 250.000 liras turcas u 8.800 euros). Desgraciadamente, las enfermedades han infectado los cultivos de sandía, agravando los problemas de los agricultores de la zona.
Año tras año, agricultores como Yıldırım se han visto obligados a reducir la variedad de sus cultivos debido a las crecientes dificultades. El año pasado, Yıldırım plantó algodón, pero las pérdidas sufridas le impidieron volver a hacerlo este período. La carga financiera de los agricultores ha crecido exponencialmente, ya que los costes de los campos se han disparado de 40.000 a 50.000 liras turcas (unos 1600 euros) en años anteriores, a 100.000 o 150.000 liras turcas (unos 3700 euros) este año. Además, los proveedores exigen ahora pagos por adelantado, lo que pone aún más a prueba los recursos financieros de los agricultores. Estas condiciones han supuesto una carga abrumadora sobre los hombros de los agricultores.
Las políticas del gobierno turco han sido objeto de escrutinio por obstaculizar la producción agrícola. Yıldırım se lamenta de que un número cada vez mayor de agricultores se ven empujados a abandonar su vocación, y sólo quedan unos pocos. El futuro de la agricultura parece sombrío, y las generaciones más jóvenes se sienten desanimadas para dedicarse a ella. La producción de pistachos, una fuente vital de ingresos en Şanlıurfa, también se ha visto afectada por el cambio climático.
A pesar de los inmensos retos a los que se enfrentan, agricultores como Yıldırım y Mustafa Durmaz se niegan a abandonar sus tierras. Hacen hincapié en la necesidad de unidad entre los agricultores y en la creación de cooperativas como medio de resistencia y alternativa potencial a las políticas del gobierno. Mustafa Durmaz subraya que incluso cubrir los gastos se consideraría un logro importante, ya que las circunstancias actuales lo hacen casi imposible.
Otro agricultor, Tahsin Durmaz, arrojó luz sobre la ausencia de políticas agrícolas destinadas a resolver las dificultades a las que se enfrentan los agricultores. Destacó la interconexión entre las medidas agrícolas y la política, afirmando que se está aplicando un modelo agrícola perjudicial para que la gente dependa del gobierno y para ahuyentar a los que se resisten. Tahsin Durmaz insistió en la necesidad de justicia y de soluciones alternativas, subrayando la relación entre las políticas agrícola y política.
FUENTE: Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina