El centenario de Lausana

Este año se celebra el centenario del Tratado de Lausana, fruto de las negociaciones entre potencias internacionales que tuvieron lugar en Lausana (Suiza) en noviembre de 1922. El tratado ha tenido importantes repercusiones para el pueblo kurdo.

El Tratado de Lausana dividió el Kurdistán en cuatro partes y, desde entonces, el pueblo kurdo ha soportado un inmenso sufrimiento. El tratado facilitó la destrucción de la existencia kurda mediante la asimilación, las masacres, la destrucción de lugares culturales, los cambios demográficos y la supresión de la lengua y la identidad kurdas. Este trato genocida ha continuado a lo largo de la historia, dejando al pueblo kurdo marginado y sin reconocimiento. Lamentablemente, estos crímenes contra la humanidad persisten al ingresar en el nuevo siglo.

La cuestión kurda se ha enredado con los intereses y alianzas de potencias regionales y mundiales, lo que ha agravado aún más la difícil situación del pueblo kurdo. Ningún otro grupo en la historia se ha enfrentado a un ataque tan prolongado y generalizado, alimentado por la colaboración de diversas potencias. El trato inhumano a los kurdos y su lucha por los derechos y la justicia se han convertido en una trágica tradición.

Las repercusiones del Tratado de Lausana se extienden más allá del pueblo kurdo a toda la región. Ha dado lugar al monismo, el militarismo y el racismo, permitiendo que gobiernos opresivos y antidemocráticos mantengan el poder. Estos gobiernos han llevado a cabo prácticas extralegales e inhumanas, que han tenido graves consecuencias.

Para superar la destrucción y la oscuridad provocadas por el Tratado de Lausana es necesario enfrentarse a su legado. Tanto el liberalismo de orientación occidental como el nacionalismo de características orientales, así como las principales facciones políticas, han evitado en gran medida abordar la actual cuestión kurda y sus trágicas implicaciones. Quienes se proclaman antiimperialistas, antirreaccionarios y defensores de la democracia han mostrado escaso compromiso con la resolución de la cuestión kurda y el apoyo a los derechos de los kurdos. Su falta de acción coherente ha obstaculizado el progreso y ha reforzado las agendas imperialistas, las reacciones regionales, los regímenes dictatoriales, las ocupaciones y las ideologías opresivas.

Si estos actores se hubieran posicionado a favor de la resolución de la cuestión kurda, la realidad actual podría haber sido más democrática, humana y pacífica. Se habría establecido un marco jurídico justo entre los pueblos y los Estados turco, persa y árabe, y el pueblo kurdo. Sin embargo, desde el Tratado de Lausana, el pueblo kurdo ha emprendido una importante lucha por la libertad, los derechos y la justicia. Esta lucha ha puesto en tela de juicio las políticas establecidas por el tratado y sigue teniendo un impacto en la geopolítica regional y mundial. Es crucial reforzar este impacto.

La próxima Conferencia Kurda de Lausana, los días 22 y 23 de julio, reviste gran importancia. El pueblo kurdo de las cuatro partes del Kurdistán espera que las fuerzas políticas, los intelectuales y las organizaciones no gubernamentales kurdas presenten un frente unido y una posición compartida. Satisfacer las expectativas del pueblo kurdo exige una lucha política y diplomática que esté a la altura de su gran determinación por la libertad, los derechos y la justicia.

FUENTE: Seydi Fırat / Yeni Yaşam / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina