Ser kurd@, ¿es un delito?

El Estado turco lleva bombardeando y anexionando parte de Rojava (Kurdistán Oeste) en el norte y este de Siria desde 2018, además de usar armas químicas contra su población y la de Bashur (Kurdistán Sur) en Irak.

El Estado turco lleva bombardeando y anexionando parte de Rojava (Kurdistán Oeste) en el norte y este de Siria desde 2018, además de usar armas químicas contra su población y la de Bashur (Kurdistán Sur) en Irak, hechos ampliamente denunciados internacionalmente en las últimas semanas. 

Por ello, el 18 de noviembre de 2022 el Consulado General de Estados Unidos en esta zona emitía una alerta de seguridad en la que aconsejaba a sus ciudadan@s que no viajaran a zonas del norte de Siria e Irak ante una posible operación militar turca en los próximos días.

Pues bien, esa operación ya está en marcha, ya que desde el 19 de noviembre los persistentes bombardeos en Kobane, Shehba, Derik, Dirbesiye y otras muchas zonas están obligando al desplazamiento de miles de civiles hacia zonas más seguras.

También el 18 de noviembre el Parlamento sueco aprobaba una enmienda constitucional que endurece las leyes antiterroristas para cumplir las condiciones que el gobierno turco impone de cara al futuro ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN, lo que viene a significar la extraditación a Turquía de varias decenas de refugiad@s kurd@s en territorio sueco, ahora acusadas de “terrorismo”.

Por si todo esto fuera poco, el gobierno turco echa la culpa a l@s kurd@s del atentado del pasado 13 de noviembre en Estambul, a pesar de que todas las organizaciones kurdas han comunicado públicamente su repulsa ante el atentado y se han desvinculado de cualquier participación en el mismo.

Precisamente, para acallar posibles investigaciones independientes, el gobierno turco ha encarcelado a decenas de periodistas kurd@s en Bakur (Kurdistán Norte), situado en la zona sureste de Turquía.

Y en los últimos días en Rojhilat (Kurdistán Este) en Irán, el régimen de la República Islámica está usando toda su brutalidad para reprimir las manifestaciones en las calles, especialmente de la población kurda, disparando contra la multitud, que incluye a niñ@s y ancian@s, produciendo cortes de electricidad, utilizando los tanques, impidiendo la asistencia sanitaria en hospitales a manifestantes o asesinando por sorpresa a la gente en sus casas cuando duerme.

Mientras todo esto sucede, la comunidad internacional guarda silencio, parece mirar para otro lado y el genocidio continúa. ¿Por cuánto tiempo más vamos a permanecer callad@s?

*“Ser kurdo ¿es un delito? Retrato de un pueblo negado”, título del libro de Jacqueline Sammali, editado por Txalaparta.

FUENTE: Rojava Azadi Madrid